El dirigente del Partido Socialista Auténtico, analiza la crisis política actual y las salidas posibles
"Es preferible que se vayan ahora. No da para más, la presidenta Cristina Kirchner no tiene idea de lo que pasa en la Argentina". "El país está sin presidente desde la muerte de Néstor Kirchner". "Creo que se viene un proceso inflacionario, vaciamiento de las reservas y desaparición de la moneda nacional". Son frases de Jorge Yoma. Hombre histórico del PJ, gran protagonista en los ’90, embajador en México del actual gobierno y diputado nacional del FPV.
No vienen de la oposición, ni del grupo A, ni del grupo C. Jorge Jorge Yoma dice que el 90% de la dirigencia del PJ piensa de esta manera. Es probable que exagere. Pero a Yoma no se le vino el mundo encima, ni el pueblo, ni la clase trabajadora, ni el mismísimo PJ.
“Siéntate a la puerta de tu casa y verás pasar el cadáver de tu enemigo” reza el proverbio chino. Alguien podría pensar que Yoma se sentó en la puerta de Matheu 130, Capital Federal, sede central del Partido Justicialista esperando que el tiempo hiciera lo suyo. Pero no es así. Fue oficialista hasta hace muy poco. Y dado que la paciencia china es expresión de una cultura ajena al PJ, no hay tiempo que perder "Es preferible que se vayan ahora”.
No es extraño que en esta versión “amigo – enemigo” que fue instalando el kir-cristinismo, “lo que ayer fuera amor se fuera volviendo otro sentimiento”. Y los que ayer fueron amigos se fueran volviendo enemigos.
El kir-cristinismo debería preguntarse: ¿Qué pasa que se vuelven contra nosotros los que ayer nos acompañaban? ¿Cómo es posible que sectores del oficialismo hoy militen para desplazarnos? Agreguemos: unos por las buenas y otros por las malas.
El k-c es víctima de su propia lógica. Si no hay otro espacio que el de “amigo – enemigo”, y por amigo se entiende al que se subordina mansamente a modo de siervo de la gleba y el que no se subordina pasa a ser enemigo; está cantado que el campo de los enemigos crecerá sin solución de continuidad. Con esta lógica las probabilidades que el gobierno caiga se acrecientan.
El Gobierno Nacional juega fuerte “vamos por todo”. Ocurre que dicha expresión debe completarse: “vamos por todo o por nada”. Y cuando el “todo” no se puede lo demás viene por añadidura.
El espíritu democrático es bastante más avanzado que estas paparruchadas del grupo k –c. En Democracia se convive en una dialéctica virtuosa. Nadie debe “ir por todo” porque “el otro” se quedaría “sin nada”. Y, en Democracia, “el otro” es absolutamente imprescindible.
Muy bien se comparece con el espíritu democrático la paradoja de la paloma de Immanuel Kant en su “Crítica de la razón pura”. Si alguien imagina que sin la resistencia del aire la paloma volaría mucho mejor, cae en un grueso error. Sin la resistencia del aire la paloma no volaría. Si la paloma pretendiera “ir por todo y volar en el vacío” estrellaría su pico contra el suelo en una experiencia poco aconsejable. Felizmente para la paloma, la atmósfera nunca deja de existir.
Hace muchos años que el k –c va “por todo”. Vale la pena recordar que en diciembre de 2001 Cristina dejó asentada su posición de manera muy clara: “Dada la situación anómica que ofrece el Gobierno Nacional y en virtud de las circunstancias de saqueos y caos; que el Poder Ejecutivo no sabe ni puede resolver. Es imprescindible y urgente que el Señor Fernando de la Rúa, presente su renuncia a la presidencia de la Nación y entregue el Gobierno de manera perentoria”. Esa era la medicina recomendada por Cristina. El PJ quería el Poder y no estaba dispuesto a esperar más. La lucha por el Poder era “aquí y ahora” y no fue fruto de la casualidad que dos días después de esa declaración, el PJ se hiciera con el Gobierno Nacional. Y 6 años después Cristina recibiera los atributos presidenciales de su marido Néstor Kirchner, que extendió en más de 6 meses su propio mandato constitucional, ocupando la última etapa del período que le correspondía a Fernando de la Rúa.
Hoy el sector destituyente del PJ quiere hacerle tomar a Cristina su propia medicina y alzarse con el Poder a través de alguno de sus hombres. El sector oficialista del PJ, en cambio, se siente heredero y defiende la cuota que le corresponde. Ninguno es confiable. La propia presidente dice que “no confía en nadie”.
Diría un conocido mío devoto del gobierno: “A Dios gracias existen los sectores de la oposición. Que no trabajan para destituir a Cristina”. Es cierto. Pero le diría a mi amigo que el k -c debería hacer lo suyo, reemplazar: el sectarismo por el diálogo, la soberbia por la humildad, la mentira por la verdad, el relato por la realidad, la intervención sobre el Poder Judicial por el libre funcionamiento de los poderes republicanos, la corrupción por la transparencia. En una palabra: “Ayudarse a sí mismo que el cielo lo ayudará”.
Aunque la suerte del Gobierno pueda no ser ajena a los infortunios del pueblo y nada de lo humano no es ajeno; las disputas de palacio son de poco interés para nosotros. El PJ, con sus luchas y su cicuta, no puede trasladar siempre sus conflictos internos al conjunto de la sociedad.
Lo importante en este momento histórico es construir una alternativa que abra la esperanza de un futuro mejor para las grandes mayorías populares. Y esa sí, antes que entrometernos en la interna del PJ, es la cuota de responsabilidad que recae sobre nuestros hombros.
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