Por Fabián Lugarini (Asesor de Proyecto Sur). El domingo pasado el precio de los combustibles aumentó entre 6 y 7% en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires.
El domingo pasado el precio de los combustibles aumentó entre 6 y 7% en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires.
El ministro Aranguren autorizó este aumento en el marco de la revisión trimestral de precios de los combustibles, justificando este incremento por la devaluación del peso frente al dólar (las refinadoras pagan el barril de crudo en la moneda estadounidense aun cuando el petróleo sea producido en el país).
Sin embargo, el aumento acumulado de 40 % de enero de 2016 a junio de 2017 en el precio de los combustibles no guarda correlación con el precio del barril de crudo pagado por las refinadoras ya que el mismo descendió (en US$) 12 % entre enero de 2016 y junio de 2017, en tanto que el peso se depreció sólo 4 % frente al US$ en ese mismo período, favoreciendo así nuevamente a su ex-empleadora Shell dado que la empresa anglo-holandesa es la única de las tres grandes refinadoras que no participa del segmento upstream (producción de crudo) en el país (las otras dos refinadoras son Axion, vinculada con PAE, e YPF).
De esta manera, Argentina sigue teniendo (junto con Uruguay que no produce petróleo) la nafta más cara de América Latina con un precio de US$1,4 por litro; en tanto que en Chile la nafta cuesta US$1,1 por litro, en Brasil US$ 1,06 por litro, en Paraguay US$ 0,98 por litro, en Perú US$ 0,96 por litro, en Bolivia US$ 0,52 por litro, en Colombia US$ 0,74 por litro y en México US$ 0,91 por litro.
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