El cineasta y senador habla sobre el peronismo, centro de su nuevo documental, El legado de Juan Perón.
Año 1971: la dictadura de Francisco Franco empezaba a resquebrajarse en España, al tiempo que la salud del "generalísimo" se debilitaba. Exiliado después del golpe del 55, Juan Domingo Perón estaba instalado en Madrid y su regreso a la Argentina era inminente. En esa etapa efervescente de la historia nacional, dos jóvenes cineastas -Pino Solanas y Octavio Getino, fallecido fundador del Grupo Cine Liberación y de la Escuela del Tercer Cine junto con Solanas y Gerardo Vallejo- frecuentaban la residencia del proscripto líder del justicialismo en Puerta de Hierro. Filmaron allí largas conversaciones que, luego de un arduo trabajo de edición en Roma, quedaron reflejadas en dos documentales: Perón, la revolución justicialista y Perón: actualización política y doctrinaria para la toma del poder.
Cuarenta y cinco años más tarde, Solanas estrena El legado estratégico de Juan Perón, un largometraje armado con fragmentos de grabaciones inéditas de las conversaciones informales que Solanas y Getino mantuvieron con el General, archivos fotográficos y documentos que dan cuenta de su mirada sobre la situación del país de aquellos años previos a su tercera presidencia.
En la película, que se exhibe desde ayer en el Gaumont y en el Malba, Solanas aparece recorriendo la famosa quinta de San Vicente y rememorando apuntes de su relación con Perón que quedaron sellados en su memoria. "En 2011 se cumplían cuarenta años del estreno de aquellos dos documentales y fui a visitar la quinta de San Vicente -cuenta Solanas, actual senador nacional-. La encontré cambiada, con un bosque precioso, el lujoso tren revestido en madera que usaba Perón, un gran mausoleo... Es la casa que diseñó y construyó con Evita. Ellos eligieron hasta las plantas que hay en el lugar. Está muy cambiado todo, ya no es el chalet de dos plantas que yo conocí hace muchos años, pero conserva algo del ambiente que habían creado ellos. Fue, sobre todo, la casa de su gran amor con Evita. No logré producir la película para ese aniversario, pero seguí trabajando y finalmente llegué a este largo que combina las convenciones de la ficción con el material de archivo documental. La idea era recuperar la cotidianidad de Perón, su humor y también su soledad y su tristeza. Yo fui un testigo de muchos momentos importantes de su vida. En el 71, íbamos tres o cuatro veces por semana a la quinta y hacíamos guardia para que nos reciba. Era difícil porque lo visitaba mucha gente y porque López Rega nos hizo la vida imposible. En la Argentina, se empezaba a retirar la dictadura de Alejandro Lanusse y toda la dirigencia política y económica, la juventud y los sindicatos pasaban por ahí."
-La película deja muy claro que usted conserva hoy la fascinación que históricamente le produjo el personaje.
-Claro que sí, porque las ideas de Perón tienen una enorme vigencia. En la película esbozo una autocrítica: en aquella época, los más jóvenes no lo entendíamos. Perón hablaba de la unidad nacional, de un frente con todos los partidos políticos para resistir la dictadura, y nosotros le decíamos que muchos de esos políticos que él estaba convocando eran los que habían colaborado en su derrocamiento. Sin embargo, logró la unión de todos los partidos y el gran acuerdo económico y social. En mi opinión, el último Perón es el más trascendente. Fue un político de una enorme grandeza que apeló a la unidad no para repartir cargos ni hacer negocios, sino con el claro objetivo de recuperar para la Argentina su capacidad soberana y su independencia. Es el Perón del mensaje ambiental a los pueblos del mundo, de la unidad latinoamericana, del Proyecto A.B.C. -Argentina Brasil y Chile-, que para mí también tiene hoy una gran vigencia. Perón no volvió al país para ser presidente. Sabía que eso implicaba para él un gran desgaste y además detestaba las tareas burocráticas. Era el responsable de la conducción estratégica de un movimiento, pero odiaba el protocolo. Y también fue el ideólogo del Plan Trienal, que apenas duró ocho meses (N. de la R.: diseñado con el economista José Ber Gelbard, ese plan contemplaba estimular el crecimiento económico autónomo, incrementar la participación del sector productivo nacional -especialmente la industria-, abrir nuevos mercados para exportar, con especial énfasis en los países comunistas de Europa Oriental, e incrementar la calidad de vida mejorando la distribución del ingreso.) Había mucha gente interesada en que fracasara.
-¿Todas esas ideas tienen resonancia en la actualidad?
-Por supuesto. Todas las ideas madre del proyecto político de Perón en esa época están en la película. Ese proyecto fue silenciado, censurado, cajoneado y falsificado. En nombre de Perón, se llevaron a cabo todo tipo de tropelías y traiciones. La ola de violencia que se desató en los 70, prolegómeno del Plan Cóndor, lo colocó errónea e injustamente en el lugar del responsable de todos los males argentinos. A mí me parece fundamental recuperar aquellos postulados. Hoy la agenda la marcan el gobierno de Macri y los dos o tres medios de comunicación más poderosos. El año pasado casi no hubo espacio en esos medios para las importantes decisiones que se tomaron en la conferencia COP 21 de París. Muchísimos países se comprometieron por primera vez a trabajar para que el aumento de las temperaturas se mantuviera por debajo de los dos grados centígrados. Lo mismo con la encíclica papal, un documento muy trascendente del que se dijo poco y nada. Todo esto denota una suerte de vaciamiento de la conciencia intelectual y cultural de la Argentina.
-Usted elogia la estrategia de alianzas de Perón. ¿Cómo evalúa hoy su propia experiencia en ese sentido, luego de la ruptura con Elisa Carrió?
-Con UNEN le ganamos a Pro en las PASO de 2013. Me reprochan haberme aliado con Carrió, pero fue una alianza legislativa, una operación exitosa. La comandaba yo, que era candidato a senador, y le sacamos dos puntos de ventaja a Pro en agosto de 2013, hace muy poquito. Fue tan exitosa esa estrategia que el poder se asustó. Pero después Carrió, aliada con la cúpula radical y con Macri, destruyó todo lo que habíamos construido con mucho esfuerzo. La chatura y la mediocridad de la dirigencia política argentina son asombrosas.
-¿Cómo ve el futuro del peronismo?
-El peronismo está viviendo una crisis tremenda. La derrota de Cristina produjo la diáspora. Aquello era simplemente un rejuntado de negocios y de intereses disfrazado con una camiseta, con mucho manejo de medios y mucho "relato". Pero siempre fueron incapaces de discutir los temas importantes, estratégicos para la Argentina.
-Por último, ¿ha abandonado la idea de filmar una ficción?
-Adoraría hacer una ficción, pero tengo 80 años y mucho trabajo como senador, aunque ese trabajo no trascienda. Y además no tengo productores. Tuve que producir solo todas mis películas, y ya no quiero hacerlo más.
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