Segunda entrega sobre la preocupante situación de los humedales del delta entrerriano.
Este artículo es continuidad de otro que publicara recientemente sobre el tema, el que puede leerse en alguno de los links siguientes, http://infosur.info/la-apropiacion-de-los-humedales-del-delta-entrerriano/ o http://www.diariojunio.com.ar/index.php. Podría calificarse como el final feliz de un musical “julivudense” pero como la historia nos enseña algunas cosas es necesario que desgajemos la mandarina, los invito a hacer un análisis para que veamos cómo funciona este profundizado modelo. Los pongo en tema: se trata de la promulgación de la ley provincial Nº 10.092 de diciembre de 2011 (Entre Ríos) y su posterior derogación hace pocos días. Para que quede claro no vamos a hacer un detalle de los contenidos de la ley sino de los mecanismos por los que se llega a ella y por los caminos que se transitan para deshacerse de ella.
La primera cuestión que llama la atención es cómo nos enteramos los entrerrianos del asunto, porque la promulgación de la mentada ley no apareció publicada de primera mano en ningún medio, ni en diciembre ni en enero. ¿Es posible que ningún periodista o ningún medio provincial no se haya enterado de la promulgación de esa ley?, ¿es posible que ninguno de ellos no haya leído las comunicaciones oficiales sobre leyes de la provincia?, ¿ningún medio tiene periodistas acreditados en el palacio legislativo? Nadie se enteró, ergo menos podíamos enterarnos antes para hacer el debido debate público.
Nos enteramos por los medios de Santa Fe que fueron los que primeros que reaccionaron sobre esta ley, porque funcionarios de esa provincia elevaron la voz argumentando que se estaba violando un tratado que existía desde el 2008 entre las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos con la Nación. Tomado de los medios de Santa Fe algunos del ámbito provincial lo publicaron, pero aún sin hacer un análisis propio de la situación. No era cuestión de comprometerse demasiado, decían que dicen que dicen los de otro lado, no vaya a ser que se malentienda.
¿Cómo es posible esto? Habiendo pasado mi adolescencia hace mucho no tengo más que ser desconfiado y preguntarme si no se trata de maniobras de ocultamientos. Cuando algo se sabe y no se dice se es tan responsable como el que lo hace, la omisión se convierte en acción.
La segunda cuestión a identificar es el disciplinamiento de los legisladores provinciales. Según se desprende de la misma página oficial de la Honorable Cámara de Senadores de la Provincia (http://www.senadoer.gov.ar/proyectos/buscador.php?comision=3) el proyecto de ley ingresa al recinto proveniente del Poder Ejecutivo, llámese gobernador Sergio Urribarri, por las comisiones de asuntos constitucionales y acuerdos y de legislación general, obteniendo la media sanción el 14 de diciembre y la sanción definitiva el 16 de diciembre de 2011. No va a ser necesario revisar lo que se dijo en ambas sesiones porque no fue mucho.
Todos conocemos ahora las reacciones que existieron a partir del conocimiento de la ley, tema del que nos ocuparemos un poquito más adelante, desembocando en un pedido del gobernador para la derogación de la misma ley, tratándose en senadores el 8 de febrero y en diputados el 9 de febrero. En la sesión de senadores hubo un único orador, el Senador Enrique Cresto, quien dijo que se había malinterpretado la intención para con esa ley, entendiendo que había habido una mala intención de las organizaciones ambientales y de los funcionarios de la Provincia de Santa Fe, remarcando en una posterior declaración pública que “nunca se dará marcha atrás en la cuestión de fondo que es recuperar estas tierras que pueden ser la palanca del desarrollo productivo de la provincia”. Su alocución en el senado pudo haber durado quince minutos y todos los demás senadores levantaron la mano. Al día siguiente, esta vez sí con algunos dichos más, porque era oportuno que se hicieran notar que en ese recinto había opositores, volvieron a aprobar dándole sanción definitiva a la derogación de la ley que había sido aprobada un poco más de un mes atrás.
¿Cómo es posible pasar de la unanimidad de la aprobación a la unanimidad de la desaprobación en tan corto tiempo habiendo sido las mismas personas que hicieron lo uno y lo otro? ¿Se puede cambiar tan rápidamente de opinión sobre el mismo tema? Otra vez tengo que decir que habiendo pasado mi adolescencia he perdido la inocencia y tengo que ser desconfiado. Estos tipos que ocupan esas bancas por los votos de los entrerrianos para discutir y ser críticos defensores de los intereses de todos no están haciendo eso, han convertido a la legislatura provincial en una suerte de oficina pública para refrendar lo que manda el gobernador.
La tercera cuestión a ver es la reacción social. Una vez difundido el tema fue interesante como la sociedad reaccionó de diferentes maneras, tanto a través de la indignación por tan vergonzante entrega por notas y comentarios a medios, como por organizaciones sociales de todo tipo que muy rápidamente desplegaron una cantidad de protestas, en una y otra orilla del Paraná. Esto es un mensaje claro que la sociedad está viva y atenta, muy despierta a todas las cuestiones que hacen al modo y calidad de vida. Pero a pesar de esta reacción no estoy seguro que esta haya sido la causa principal para que el gobierno diera semejante marcha atrás. Todos sabemos de la obstinación de un gobierno para seguir adelante con asuntos que son de mucho interés para su modelo.
La cuarta cuestión tiene que ver con otro disciplinamiento. Tal como se dieron las cosas, la oposición política al gobierno se situó fuera de sus fronteras. Se manifestaron muy fuertemente funcionarios de Santa Fe, a los que adhirió el socialismo de estos pagos, cuidándose en puntualizar haciendo referencia a los tratados que existían de protección del delta pero no a los riesgos de la extensión de la frontera del glifosato, ya que este tipo de comentarios iría muy en contra del mismo modelo que usa la provincia de Santa Fe y habría que decir cosas incómodas sobre el modelo agroexportador y depredador. Sin embargo mi intuición me dice que este enfrentamiento interprovincial no fue de la magnitud suficiente para empujar para atrás la acometida contra el delta entrerriano, sobre todo en tan breve plazo y a tanta velocidad, en meses en los que aún mucha gente está en la siesta veraniega. Debieron existir presiones de la órbita presidencial para que esto se haga así. Estamos en momentos muy cálidos, y más que por la temperatura ambiente de este verano, por los momentos políticos incómodos por los que está atravesando el gobierno nacional, desde el que deben haber valorado que no era momento para despertar un nuevo problema. Es probable que desde la presidencia se le haya recordado al gobernador la confianza que se había ganado en todo este tiempo y que eso requería cuidar algunos detalles. Su obsecuencia debe haber hecho el resto.
De la misma manera que hacía la pregunta sobre los legisladores, también vale para el gobernador: ¿es posible cambiar de opinión tan rotundamente en tan breve plazo sobre el mismo tema? En respeto a la redundancia voy a omitir el comentario sobre mi inocencia adolescente.
Final de la cuestión, ¿final de la cuestión? Esto no es un final feliz, es un principio, un principio normativo de un comportamiento político que desnuda el funcionamiento del modelo que lo hace usando como herramientas la sacralización de sus actos por vía de las abluciones ritualísticas en el mar de bronce del templo del peronismo épico, la negación y tergiversación de las realidades, los silencios y ocultamientos. Omisiones, negaciones, tergiversaciones y sacralizaciones de las que son parte los medios utilizados como herramientas disciplinatorias.
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