Es importante comprender que las inundaciones -más allá de los episodios climáticos extremos y el “fenómeno del niño”-son consecuencia de la gigantesca deforestación y el modelo sojero aplicados en nuestro país. Por Juan Pablo Olsson
Es importante comprender que las inundaciones -más allá de los episodios climáticos extremos y el “fenómeno del niño”-son consecuencia de la gigantesca deforestación y el modelo sojero aplicados en nuestro país. Estamos en un preocupante contexto de cambio climático y calentamiento global. Ante la abundancia de precipitaciones, si no cambiamos el modelo, vamos a enfrentarnos a episodios cada vez más catastróficos. En las últimas décadas se dio una significativa perdida de bosques en Argentina, Brasil y Paraguay. Sólo en Argentina en los últimos 25 años se talaron 7,6 millones de hectáreas de bosques. Entre el 2007 y el 2014 se deforestaron más de 2 millones de hectáreas de bosques, mientras la Ley de Bosques sigue sin reglamentarse, ya que 620.000 hectáreas eran de bosques protegidos y fueron arrasadas. En Entre Ríos se deforestaron 85.000 hectáreas de bosques nativos, esponjas naturales de las precipitaciones, y fueron reemplazadas por monocultivo de soja.
Es por ello que no se puede pensar el fenómeno de las inundaciones separadamente del modelo sojero y de la deforestación sistemática que se ha llevado a cabo de manera salvaje en la Argentina. Si bien con la bajada del agua la situación tiende a normalizarse en las distintas regiones de la nuestro país, en Entre Ríos, la localidad de Concordia va a presentar un panorama preocupante cuando los evacuados regresen a sus hogares y encuentren sus casas y pertenencias deteriorados por la inundación; mientras que en Santa fe continúa la evacuación de 1.700 personas y grandes pérdidas en las zonas sembradas según la Secretaría de Defensa Civil y el Ministerio de Desarrollo. Lo que sigue a la bajada del agua, son las escenas que sorprendieron a las costas de la Ciudad de Buenos Aires y Provincia de Buenos Aires: grandes formaciones de camalotes, con la consecuente invasión de animales típicos de las zonas ribereñas selváticas: alacranes, yararás, nutrias e inclusive yacarés. Pero también el alarmante brote de casos de dengue con presencia en casi todas las provincias del país. A tal punto que Jorge San Juan, director nacional de Epidemiología ya habla de una “epidemia” extendida a nivel nacional.
En Capital ya son 28 los enfermos, con brotes en Provincia de Buenos Aires, y Provincias como Mendoza, Misiones, Corrientes, Formosa, Entre Ríos en donde han aparecido casos. Independientemente del plan de vacunación e inmunización y las tareas de erradicación del mosquito que se están llevando adelante para revertir la epidemia, lo que queda pendiente es la construcción de un proyecto alternativo a un modelo realmente depredatorio, cuyas consecuencias empiezan a estar a la vista.
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