El gobierno de Scioli declara que no puede por sí mismo hacerse cargo de los gastos corrientes del aparato del Estado, esto es pago a proveedores, salarios, servicios y mantenimiento de infraestructura.
Nacimos escuchando cuan rico es nuestro país y el privilegio de vivir en una tierra que lo tiene casi todo. Sin embargo a nuestros ojos esa riqueza se aleja generación tras generación, y más hoy frente a la inocultable crisis financiera que viven las provincias, con particular impacto en el distrito de Buenos Aires. Privilegiada por la naturaleza, potencialmente apta para desarrollarse sin limites a la vista, deberíamos tener un horizonte de bienestar para nuestro pueblo. Sin embargo, vivimos como si nada de eso tuviéramos. El gobierno de Scioli declara que no puede por sí mismo hacerse cargo de los gastos corrientes del aparato del Estado, esto es pago a proveedores, salarios, servicios y mantenimiento de infraestructura. La soga de Nación en el cuello aprieta cada vez más, una manera de disciplinar aún más al sciolismo, quien no se prohíbe salir en primera plana junto a Macri. Esta semana deberá recibir unos $ 2.800 millones para que los sueldos y aguinaldos no peligren y cumplan con las fechas pautadas. El déficit de la provincia se mantendrá por endeudamiento anterior en el orden de los 5.500 millones de pesos. El fruto del trabajo de los bonaerenses tiene como destino un lugar muy lejano a sus necesidades. La diferencia de lo que sale de la provincia y lo que queda ahoga cualquier esperanza de conservar niveles dignos de calidad de vida para el grueso de la población.
Aunque no es novedad, ya que la curva ascendente de la crisis viene desde décadas, lo destacable, es el carácter político de esta crisis, ya que quien pilotea el barco semi hundido, lejos de ejercer su mando como gobernador hace de delegado del gobierno nacional, entregando el 40% de la riqueza total del país y solo recibiendo el 6%. Del total de lo que se recauda, la Administración Nacional se queda con el 70%, y el 30% restante se distribuye entre las provincias, según un esquema en el que a Buenos Aires le corresponde el 22% del volumen de los recursos que se coparticipan y que representa por lo tanto el 6% del total de la recaudación nacional. Así planteadas las reglas de juego, el gobierno nacional, obtiene los recursos para “honrar” su compromiso de pago de la deuda externa,ilegítima y fraudulenta y por otro lado embarra cualquier proyecto político“rebelde” en la provincia, entregando en el último minuto antes que estalle la crisis en las calles, los recursos destinados a los sueldos,etc.
Quién mejor deja claro este perverso esquema de “distribución de la riqueza” es el propio gobierno de Scioli. Actuando de vocera, la ministro de Economía Silvina Batakis, declaró a radio Provincia, con un orgullo que limita con lo bizarro, que “se necesita asistencia del gobierno nacional”, pero aseveró que “Buenos Aires tiene la legitimidad para pedirla porque es la provincia que menor gasto per cápita tiene, que menos empleados públicos por personas tiene, la que más recauda per cápita… la que hizo el primer revalúo en la historia de la provincia y la que la que menos coparticipación per cápita recibe”. Además, recordó que “Buenos Aires aporta el 40% de la renta federal y recibe el 19”. Y explicó que “en el entendimiento de esta brecha que hay entre lo que se aporta y lo que se recibe, siempre hay asistencia del gobierno nacional”. Estas declaraciones son la mas brutal confesión de la violenta desigualdad que se ejerce en nuestra provincia, relanzando el achicamiento del Estado y arrojando a la población al sometimiento del libre mercado.
Subrayó que Buenos Aires es la provincia “del 39% de la población, del 34% de la pobreza, del 37 o 38% del producto bruto, del 55% de la industria… Nosotros tenemos un compromiso enorme para hacer que la renta federal se agrande porque somos el 40% de todo”. Y como broche de oro coronó la entrevistas afirmando que no están dadas la condiciones para discutir un nuevo régimen de coparticipación y que no es un año para hacer grandes anuncios en materia salarial y menos aún hacer una reapertura. Todos tenemos que ser responsables”.
A partir de 1992 tenemos una Ley de Coparticipación Federal de Impuestos y un esquema de múltiples regímenes de asignación de recursos coparticipables que podrían designarse como “Regímenes de Precoparticipación”.
En consecuencia, la masa coparticipable antes conformada por todos los impuestos nacionales, con las excepciones previstas en la ley 23.548 a partir de 1992 se vio reducida en :
36 % de la recaudación del Impuesto a las Ganancias (constitucionalmente facultad exclusiva de las Provincias) y 580 millones anuales que son destinados al Anses y ATN.
11%de la recaudación del IVA.
15 % del total de la Masa Coparticipable Bruta.
45,8 millones de pesos mensuales.
O sea que la suma que se Coparticipa a las Provincias de acuerdo a la ley 23.548 está formada por la Coparticipación Bruta, y a esa Masa Coparticipable hay que hacerle todas las detracciones denominadas “Precoparticipaciones” para obtener la Coparticipación Neta que es lo que realmente reciben las Provincias luego de aplicar los coeficientes establecidos por la ley.
Esta crisis financiera de la provincia ha dejado al descubierto una punta del Iceberg, representado por el régimen de coparticipación. Por debajo subyace el andamiaje político-jurídico que sostiene un modelo productivo destinado a la concentración del poder económico y contracara de la distribución de la riqueza, tan exaltado en los discursos oficiales como modelo popular y nacional.
El régimen tributario regresivo, que tiene el impuesto al consumo masivo, el IVA, como expresión jurídica mas acabada de injusticia social, la manipulación de la información con criterios inverosímiles para evaluar quién es pobre o no, y la vigencia de la Ley de Entidades Financieras que protege las ganancias usurarias de los bancos, constituyen el núcleo duro del modelo neoliberal que no se abandonó nunca. A poco que se comiencen a analizar las condiciones de vida de los sufridos habitantes de la provincia, las políticas neoliberales aparecen en toda su realidad, sembrando miseria y desigualdad hacia el futuro. El abandono en las áreas de salud, educación, transporte y previsión continúa, signando el deterioro de las siguientes generaciones. Después de años de crecimiento económico, de cada 10 trabajadores, 6 se encuentran bajo la linea de pobreza. Este cuadro conlleva, como comprobamos a diario, su carga de violencia y destrucción. Se convive en el conurbano con redes de tráfico de droga, el crecimiento constante de la marginalidad y la expansión alarmarmante del juego, con la inocultable complicidad política. Ningún plan asistencial o clientelismo logra ocultar esta situación, sin promesa de cambio o mejora.
Sobre estas condiciones materiales-objetivas se ha construido, con el aporte de los medios de comunicación, un modo de hacer política en que el discurso es mas real que lo real. El carácter delegativo de nuestra democracia ha devenido en autoritarismo y el proyecto político en proyecto de poder con una combinación de asistencialismo y medidas con impacto popular que no afectan a los intereses estratégicos del poder económico concentrado, responsables últimos de perpetuar la estructura dependiente, de injusticia y desigualdad social. Un magnifico trabajo de imagen ha logrado hacer aparecer al gobierno como lidiando con estos poderes en favor del pueblo. Mientras entregan escrituras de terrenos o viviendas a sectores populares, mantienen el régimen conservador sobre el uso de la tierra, alientan el avance de la frontera sojera, profundizan la carga impositiva cuidando de no tocar las rentas extraordinarias de los capitalistas amigos, atentos a la protesta social mantienen intacta la criminal y corrupta corporación civico-policial de la brava “policía bonaerense”, siguen siendo partícipes activos, junto a la Unión Ferroviaria del desguace y el aliento a la política de concesiones en el transporte ferroviario, ausentes en una política que recupere la inmensa riqueza de nuestro mar sobre la plataforma marítima que le corresponde a la provincia, entre muchas otras cuestiones, convierte en caricatura la democracia y al proyecto nacional, que en algún momento tomó como bandera nuestro pueblo.
Apostamos con convicción a la construcción de una herramienta política, Proyecto Sur, desde la cual proponemos, a toda la ciudadanía y a las organizaciones sociales y políticas, marchar unidos para terminar con la principal causa de la injusticia, a la que se somete nuestro pueblo, que es el pago de la deuda externa, nudo central de nuestra atadura al poder colonial. Deteniendo la sangría de estos extraordinarios recursos, daríamos el paso estratégico para la creación de un fondo destinado a el desarrollo sustentable, solidario y ecológico de nuestra industria, con trabajo y salarios dignos para miles de personas; no contaminante y que ponga su producción al servicio de las necesidades del pueblo bonaerense y nacional. Podemos generar un diseño de la actividad agrícola basado en el uso intensivo de la tierra, poniendo freno a la siembra extensiva de la soja y sumándole a ello la reconstrucción del ferrocarrril 100% estatal nos dan la posibilidad de girar 180 grados hacia un modelo productivo emancipador.
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