Por Juan Massini (Asesor Proyecto Sur). La declaración de la Independencia de las “Provincias Unidas de Sud América” es uno de los hechos más importantes de la historia argentina.
La declaración de la Independencia de las “Provincias Unidas de Sud América” es uno de los hechos más importantes de la historia argentina. Significa nuestra afirmación como Nación, la formalización del proceso iniciado el 25 de Mayo de 1810 - y aún antes con las Invasiones Inglesas de 1806 y 1807 y las Revoluciones de Chuqisaca y La Paz de 1809 - y el compromiso de las futuras generaciones a seguir manteniendo esos ideales de libertad.
¿Porqué “Provincias Unidas de Sud América”? porque se proyectaba la creación de una “monarquía temperada” en cabeza de un príncipe inca, con capital en Cuzco, que lo había sido del antiguo imperio americano. Esta idea, extraña para algunos hoy, fue propuesta por D. Manuel Antonio Acevedo, cura de Belén y diputado por Catamarca, sostenida por la mayoría de los congresales en Tucumán y contó con la adhesión de los Generales San Martín y Belgrano. Varias razones explican este hecho significativo: 1) la mayoría de los países del mundo eran gobernados por testas coronadas, por lo que parecía recomendable sumarse a ellas; 2) si en Europa, la Santa Alianza sostenía a las monarquías absolutas fundándose en el “legitimismo” de los primeros reyes ¿con que argumento podría oponerse al “legitimismo” incaico en el continente americano?; 3) la idea del monarca-jefe de estado va unida históricamente a la organización nacional ya que el rey es en la tradición hispánica y europea en general, la encarnación de la nación toda y supone un sistema de gobierno asentado en bases firmes; 4) ya antes de Mayo, al proyecto inglés de crear una monarquía en el Río de la Plata en cabeza de Carlota Joaquina de Borbón, reina del aliado Portugal y hermana mayor del “rey deseado” Fernando VII, habían sucedido misiones y gestiones tendientes a encontrar un príncipe europeo para estas tierras. Vale decir, no era original la idea de crear una monarquía en Sudamérica; 5) pero si lo era hacer de toda Sudamérica un solo reino, y ésta si era una idea innovadora, desde que se planeaba erigir en Cuzco la capital.
Volviendo a la declaración de Independencia: se trata de un hecho de por sí extraordinario, que adquiere dimensiones épicas si se valora con respecto al contexto político y social de la época: vuelto al trono español a fines de 1814, Fernando VII se dispuso a liquidar militarmente las convulsiones americanas, declarando “nulos y sin ningún valor” a la Constitución liberal de 1812 y a las leyes consecuentes, es decir se mostró tan absolutista como sus predecesores, destrozando el mito de sus inclinaciones reformistas que habían sustentado en gran medida a los partidos revolucionarios americanos en tiempos de la invasión napoleónica. Pero además traicionó sin pestañar a quienes lo habían sostenido en la tremenda “Guerra de la Independencia” contra Napoleón, simulando aceptar una liberalización en que no creía y pactando en secreto con los absolutistas. Fue la actitud falaz y cruel de este monarca, ya por entonces llamado “el rey felón”, uno de los factores claves del triunfo de los que en definitiva sostuvieron la separación con la península.
Por otra parte, la Santa Alianza gestada en el Congreso de Viena por el Príncipe Metternich, promovía en Europa la restauración de las monarquías absolutas y combatía los movimientos democráticos: el mundo parecía estar volviendo a los cauces anteriores a la Revolución Francesa con el “Antiguo Régimen” en el pleno ejercicio de sus poderes.
En el plano militar americano la situación era igualmente comprometida: Chile había caído en manos del enemigo; Simón Bolívar, derrotado y exiliado, aún no lanzaba su contraofensiva; el General San Martín organizaba en Cuyo al Ejército de los Andes; y en el Alto Perú, el caudillo Martín de Güemes y su Guerra Gaucha contenían heroicamente el desborde del frente Norte.
La convocatoria al Congreso “de diputados que hayan de formar la Constitución” fue hecha por el Director Supremo Ignacio Álvarez Thomas por mandato del “Estatuto Provisional” (artículo 30) sancionado el 5 de Mayo de 1815 por la Junta de Observación, vale decir que declarar la independencia no estaba en los planes de los convocantes. Si estaba que el Congreso se hiciera en San Miguel de Tucumán, considerado tierra neutral por los porteños, donde se reunieron representantes de las provincias del Norte, también del Alto Perú - parcialmente ocupado por el enemigo - que por entonces formaba parte de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Los “Pueblos Libres”, es decir las provincias federales mesopotámicas – incluso la Banda Oriental - bajo la bandera del Protector D. José Gervasio de Artigas, no tomaron parte en las deliberaciones, aunque algunos sostienen que habían hecho su propia Declaración de Independencia en el Congreso de Oriente, el 29 de Junio de 1815.
La Independencia se dio finalmente aquel 9 de Julio de 1816 “…declaramos solemnemente a la faz d e la tierra, que es voluntad unánime e indubitable de estas Provincias romper los violentos vínculos que los ligaban a los reyes de España, recuperar los derechos de que fueron despojados e investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando séptimo, sus sucesores y metrópoli…” pero puede decirse que se completó el 19 del mismo mes, cuando en sesión secreta solicitada por el porteño Pedro Medrano se agregó a la fórmula •…y de toda otra dominación extranjera.”
Se trató, básicamente, de un acto de extraordinario coraje asumido por un grupo relativamente pequeño a los que el resto interpretó y sostuvo, por lo que en definitiva, se trató de una construcción colectiva lograda por quienes todavía no se reconocían como argentinos, pero que supieron hacer valer con más fuerza lo que los unía que lo que los separaba.
Se trata de un hecho ocurrido hace doscientos años, que tiene absoluta actualidad, porque hoy nuestra Patria está aún más en peligro que entonces. No estamos en guerra, pero tenemos al enemigo en casa: mezclados con nuestros hijos conviven espías de todo pelaje, cultos exóticos, la narcocriminalidad, la corrupción y la inseguridad.
Se ha relajado la “afectio societatis” remplazada por un “sálvese quien pueda” con careta libertaria. Carecemos de industria, de fuerzas armadas, de planes, y nuestros recursos son depredados ante la mirada boba o venal de funcionarios enriquecidos.
Doscientos años después la historia nos interpela ¿Qué estamos haciendo por la independencia de la Patria? Doscientos años después, el heroísmo de aquellos hombres infinitamente má spobres y
menos informados que los actuales, es una bofetada a la mediocridad de la mayor parte de la clase política que nos viene gobernando.
Doscientos años después, debemos comprometernos decididamente a renovar el juramento solemne que ellos pronunciaron en aquellas jornadas de heroísmo, y más allá de reafirmarla como declaración, trabajar en ella para hacerla realidad.
POR admin
A Cuatro Años del ingreso a la Inmortalidad de Fernando “Pino” Solanas: Un Homenaje a su Legado
FERNANDO PINO SOLANAS UN PENSADOR ESTRATÉGICO: A CUATRO AÑOS DE SU DESAPARICIÓN FÍSICA
EL 17 DE OCTUBRE DEL ‘45 - "EL SUBSUELO DE LA PATRIA SUBLEVADO"
¡EVITA ETERNA!...A 72 AÑOS DE SU INGRESO A LA INMORTALIDAD