Por Fernando "Pino" Solanas (senador nacional Proyecto Sur). Compartimos con ustedes una nota de opinión publicada en InfoBAE sobre la intervención al AFSCA y la participación de Martín Sabbatella.
El teatrillo cristinista no deja de sorprender. En nombre de un servilismo gratuito, Martin Sabatella pretendió “resistir” - desde el despacho- la intervención oficial del AFSCA. Una parodia patética que no hace más que recordar el modelo de impostura que pusieron en escena los kirchneristas. Suerte de marioneta del “seudo progresismo”, fue nombrado para ostigar los medios opositores, entregar diarios, canales de television, radios y la millonaria pauta oficial de publicidad entre amigos del gobierno que fueron sus nuevos propietarios: Cristóbal López ,Lázaro Báez ,Spolsky y Ferreyra.
Apoyados por una agónica seudo izquierda, el impostor Sabatella silenció o le dio apoyo a la entrega de bienes y recursos naturales, yacimientos, tierras fiscales, soberanía jurídica en tribunales extranjeros y prorrogaron por 35 años las concesiones petroleras sin licitación ni pago de canon alguno. Ningún otro gobierno en democracia se animó a una traición semejante. Posaba como la “izquierda” del Frente para la Victoria y a la vez, compartía la fórmula para gobernador de la provincia de Buenos Aires como vice de Aníbal Fernández, la “morsa”, ex menemista-duhaldista y obsecuente cristinista, denunciado por su relación con grupos narcos y el triple crimen de General Rodríguez.
Lejos de poner en ejecución las medidas democratizadoras de la ley de medios, Sabatella se burló de ellas: sin justificación legal alguna no realizó el Plan Técnico que marca la ley para regularizar las emisoras comunitarias (Art. 162) que tienen un permiso precario y provisorio. De esta manera no se hacia efectiva la reserva del 33% del espacio radioeléctrico para estas emisoras que son entidades sin fines de lucro, impedíendo el sano principio del “concurso público abierto y permanente” de las licencias (Art. 32 Ley 26.522) como establece la ley.
Sin justificación legal alguna la AFSCA no asignó la totalidad de los fondos que la ley destina al apoyo a los servicios de comunicación audiovisual, y a las entidades comunitarias. (Art. 97 de la Ley 26.522) ni cumplió con lo dispuesto por el Art. 67 de la Ley 26.522 y la reglamentario de la “Cuota de Pantalla” del cine nacional en todas las señales de la televisión, perjudicando seriamente a la producción nacional de cine y telefilms.
En lugar de garantizar la pluralidad informativa y la libertad de expresión en el complejo de Medios Públicos – Canal 7, Radio Nacional y Telam- los transformó en instrumentos políticos del partido gobernante y en espacios de alta corrupción. Basta recordar el programa “6,7,8”, los abultados contratos, la censura a la oposicion y la tergiversación de sus posiciones.
Poco le importó a Sabatella el cierre la FM Identidad, la radio crítica del gobierno K que fue comprada por el empresario kirchnerista Sergio Szpolski y que se transformó en Vorterix dejando a todo el personal de la 92.1 sin trabajo.
Mientras AFSCA se demoraba en tratar el caso Telefónica, avanzaba a paso veloz con el caso Clarín; mientras adecuaban de oficio su propuesta, le extendían las prórrogas al Grupo Nemesio; mientras permitían las ventas a empresarios amigos, cada vez que alguien ofertaba canales de Clarín, repetían que las licencias eran intransferibles.
Todas las leyes son perfectibles y la Ley de Medios requiere ser revisada para garantizar sus objetivos democratizadores y no para frenarlos. Durante décadas entraron proyectos al Congreso pero no pudieron vencer los lobbys mediáticos. Ni Alfonsin , siendo presidente, consiguió que se discutiera una ley de medios que reemplazara la de la dictadura. La presión de cientos de organizaciones sociales logro que se abriera el debate, pero el proyecto krichnerista llegó del brazo de las telefónicas que exigian el triple play. Finalmente se lo impidió hasta ahora, que lo lograron con la ley de Telefonía Digital.
Entre las objeciones de fondo que pusimos a la ley de Medios cuando se debatió y la votamos en general, está la necesidad de asegurar la total independencia del Ente Regulador (Afsca). Siendo el espacio radioelectrico el mayor escenario de comunicación, informacion y debate político, y el espejo cultural de la comunidad, debe asegurarse la autonomía del AFSCA y su control parlamentario, que fue reemplazado por una dirección ejecutiva con mayoria gobernamental.
Cuando la Corte Suprema, declaró constitucional la Ley de Medios, dejó expresa constancia de que debía ser aplicada con ecuanimidad y no utilizada como herramienta para castigar a medios no afines.
Necesitamos funcionarios surgidos de un riguroso concurso publico de oposicion de antecedentes y un Gran Consejo Asesor donde este representado el arco plural de la sociedad –partidos politicos, organizaciones sociales, iglesias, etc- con facultades de demover al ejecutivo cuando se apartan del cumplimiento de la ley. La intervención al AFSCA no es el mejor mecanismo y riñe con la concepción republicana de respeto a la instituciones y los poderes. Pero una cosa es la Ley de Medios, votada en el Congreso por la gran mayoría, y otra muy distinta la gestión politizada y partidista de Martin Sabbatella, a quien denunciamos ante la justicia por incumplimiento de los deberes de funcionario público.
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