El presidente de Proyecto Sur Provincia de Buenos Aires analiza la economía kirchnerista de la última década.
Luego de una década de gobierno kirchnerista las deudas se han agravado. Digo “deudas” en plural, porque me resisto a que el concepto de “deuda” quede reducido a lo financiero. Que nos enfrasquemos discutiendo cifras, tan multimillonarias, como inasibles para el común, por lo abstracto. Es hora de un “balance” político integral del proceso de gestión K, de computar los activos y pasivos, en una “sociedad” que es de todos los argentinos.
Empiezo por inventariar que ha aumentado la “deuda de representatividad”, esa que marca la distancia entre representante y representado. Hoy la dirigencia debe mucha más autocritica, humildad, propuestas y dialogo. Sigo por la “deuda institucional democrática”, dañada por una innegable y excesiva concentración del poder presidencial, merced a un disciplinamiento vergonzoso del Parlamento y un control (ahora desvergonzado) sobre el Poder judicial. La soledad a la hora de tomar las decisiones no es una buena práctica. El control y los contrapesos son necesarios. En relación a la “deuda social” supongo que nadie duda que esta deuda es mucho más abultada que lo que refleja la contabilidad.
Los contadores creativos del INDEC hicieron desaparecer a millones de pobres e indigentes del balance, pero no pueden hacerlos desaparecer de la realidad. Otra deuda, la “energética”, es la más escandalosa, como resultado de la “argentinización” de YPF de la mano de Nestor Eskenazi. Durante estos años de gestión K se vendieron activos energéticos a precio vil (exportaciones de gas a 7 veces menos de lo que ahora cuesta importarlo) y ahora el déficit energético nos devora el saldo comercial externo. El remedio de la nacionalización de YPF fue adoptado mal y tardíamente. Con unas últimas medidas, la renta petrolera se ha derivado hacia las transnacionales petroleras. Se avanza con el gas y petróleo no convencional de la mano de la corpo Rockefeller (Chevron).
La misma corpo que como denunciáramos oportunamente está detrás del negocio de la Barrick en Pascua-Lama, detrás de Monsanto y de las petroleras de Malvinas. El modelo extractivista agro-minero deja pasivos ambientales e intergeneracionales cada vez mayores. La gestión K deja también enormes deudas en relación a su discurso fundacional. Solo recordar la promesa del “traje a raya para los evasores”, para hoy terminar rompiendo el record mundial con dos blanqueos en una gestión. Por último me referiré al manejo de deuda pública financiera. Como cualquier cifra será desmentida o relativizada, solo tiro una: hemos estado pagando más de un millón de dólares por hora solo de intereses de la deuda.
Más allá del relato y el discurso, los K se han comportado como un muy buen deudor pagador. Sacrificando para ello a las cajas del ANSES, del Central y de las Provincias. ¿Para que pagaron tanto?, ¡si no consiguen que le presten nada!. Se quedaron a mitad del río, entre una reestructuración soberana-con auditoria de la deuda como proponíamos nosotros- y los que quieren volver al mercado de la deuda. Y no es bueno estar a la mitad del río, cuando te queda poco combustible -porque lo malgastaste- y se te viene la noche.
POR admin
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