a extracción de gas y petróleo no convencional provoca como nunca la contaminación del agua subterránea y superficial.
“...Quelos godos de Repsol y su joven hombre de paja, Sebastián Eskenazi, CEO de YPF, pueden señalar tantas mentiras con lo que dicen (y callan)... al atribuirse el descubrimiento de petróleo no convencional. Hace alrededor de cuatro décadas que Y.P.F. exploró, descubrió y explotó, de manera convencional, según la tecnología disponible en ese tiempo, el yacimiento de Loma de la Lata y desde entonces se supo de la existencia de la formación de Vaca Muerta rica en “shale oil” y “shale gas”. Ing. José Ma. Cavalleri en “Repsol y la Vaca atada” (Salta, noviembre 2011).
Argentina, como Estados Unidos y China, está sufriendo el mayor ataque a su naturaleza, o parte de la naturaleza en sus cuencas petrolíferas. Nuestro país permite un modo de extracción no convencional: ya quieren acostumbrarnos con la deforestación de bosques para hacer agrocombustibles, con el uso abusivo de combustibles fósiles, con el uso de químicos por parte de las multinacionales para la explotación terciaria del nuestros pozos, y con la visión cortoplacista que no distingue si el dominio del subsuelo es de la nación o de las multinacionales.
Pero ahora la agresión es mayor: la extracción de gas y petróleo no convencional provoca como nunca la contaminación del agua subterránea y superficial, la utilización abusiva del agua potable para inyectar en los pozos, la introducción de peligrosos químicos a niveles desconocidos hasta el presente, y la provocación de enfermedades graves. En una palabra, cabalga un quinto jinete apocalíptico que se agrega y potencia al hambre, la guerra (pensar en el petróleo sudanés, iraquí, libio e iraní), la enfermedad y la muerte.
Pero ahora el peligro crece a tasa exponencial: el precio del petróleo permite explotar de las pizarras o esquistos (shales). No importa cómo: con varias centenas de químicos y sus combinaciones para destruir piedras y obtener crudo y gas. Estados Unidos ya lo hace y los números cierran con la extracción cercana al 40% del gas natural “doméstico”. ¿Por qué no hacerlo en Argentina, para que luego de contaminar todo el sistema hídrico subterráneo y superficial irse con las ganancias, porque “las consecuencias las tendrán los idiotas que se quedan”?
El pozo LLL X.1 de Loma de La Lata es el cobayo de nuestro país. Su nombre parece sacado de una novela de espías aunque lleve una denominación común de los pozos petrolíferos, pero será, por sus efectos peligrosos, una especie del Macondo de la BP que contaminara a fines del 2010 el golfo de México.
Como moscas al dulce aparecen y reaparecen las petroleras atraídas por los excepcionales beneficios que les da la Nación (Gas y Petróleo Plus a precio mayores), y los que regala Sapag (con la empresa provincial Gas & Petróleo y los flamantes beneficios impositivos y crediticios). En el informe de Diego Pérez Roig, “Apuntes para un análisis crítico”, de la Organización Petrolera Sur (OPS) se mencionan las empresas multinacionales atraídas: AES, Apache, APCO, Chevron, ENAP, Energicon, Entrelomas, ExxonMobil, Madalena Austral Ventures, Gas & Petróleo, Pampa Energía, Pan American Energy, Petrogás, Pluspetrol, Repsol-YPF, Roche, Shell, Tecpetrol, Vale, la que adquirió la mina de potasio en Mendoza, y la factótum de la mayoría de ellas, la petrolera de servicios Huliburton, de Dick Cheney que opera en Argentina, y su similar Hamilton Group, originada en los servicios financieros del seguro.
Además del artículo de J. M. Cavalleri, “Repsol y la Vaca atada: Vaca Muerta huele mal. Las Mentiras de Repsol” no debe dejarse de ver las películas Gasland, diciembre 2010, de Josh Fox (en Google) y El Infierno del Fracking (Fracking hell, ver OPS) donde James Northrup, inversor energético, afirma que “El público (está) preocupado por la rápida expansión de fracking, pero la industria gasífera contraataca con caros anuncios, campaña de publicidad y grupos de presión de alto nivel. El costo-beneficio de las campañas de descrédito, relaciones públicas, anuncios y sobornos a los políticos es extraordinario. El dinero invertido en sobornar políticos, hacer anuncios, desacreditar las críticas es una de la mejores inversiones que la industria puede hacer”.
La película Gasland nace cuando el Hamilton Group (extractor de gas no convencional) quiere arrendar la finca de Fox en 100 mil dólares. Fox hace una investigación y descubre el uso de químicos tóxicos, la secuencia de enfermedades en hombres y animales, el agotamiento de las aguas, etc. y esta agresividad contra la naturaleza la encuentra no solo en Pensilvania, sino también en Nueva York, Ohio, Virginias, Colorado, Wyoming, Utah y Texas.
La contaminación de las aguas que provoca la extracción de gas y crudos de los shales es apabullante, y no es que los efectos se sufrirán dentro de 20 ó 30 años. Ellos, según las condiciones de la explotación y el sistema hídrico subterráneo/superficial operado, son muy inmediatos. Es tan grave e inocultable la técnica no convencional que el propio New York Times, el 18 de abril de 2011, denunció esta técnica haciéndose eco de una investigación en un artículo titulado “Millones de litros de químicos peligrosos fueron inyectados en pozos de petróleo entre 2005/09”.
Hacer la América con hallazgos conocidos. La mentira del “hallazgo” organizada por Repsol YPF S.A. y su filial local YPF S.A. no pasó la prueba de la verdad. Como bien dice Cavalleri, del que me honro ser su amigo y que ejerciera su profesión en la tantas veces añorada Agua y Energía Eléctrica (AyE), la Vaca Muerta del subsuelo fracturado huele mal por las mentiras de Eskenazi y sus asociados políticos y gubernamentales. Él pone en evidencia (como lo hacen varias notas de distintos autores referidas al “hallazgo”) la gran mentira del descubrimiento de petróleo no convencional.
Se anunció el 11 de mayo de este año, y su repetición mediática aparece como una revelación el 7 de noviembre, quedando como ridículos el presidente de Repsol Luis Brufau, Eskenazi, y funcionarios que aceptan la patraña descubridora, desde Cristina Kichner hasta Daniel Cámeron, pasando por De Vido y el ucedeísta Amado Boudou, sin olvidar a los neuquinos, que no informan que tenían hidrocarburos esquistos conocidos desde 1981 confirmados por la petrolera nacional pública.
¿Y la mentira? Es mentira decir que se trata de un hallazgo o descubrimiento. Dice el Diccionario de la Real Academia (DRAE) que “hallar es descubrir con ingenio algo hasta entonces desconocido y descubrir es hallar lo que estaba ignorado o escondido”.
Por qué se niegan hechos evidentes y conocidos por los geólogos y especialistas. Por necesidad. Por necesidad muchas veces se roba, se mata y los saqueadores a menudo se ven obligados a mentir (o a silenciar, ignorar la verdad). Repsol tiene necesidad de elevar su valor accionario ante su ineficiente gestión. Ver Fernando Pino Solanas en “El anuncio de YPF es pura especulación financiera” (InfoSur). Las acciones de YPF en Buenos Aires subieron un 10,72% y en Madrid las de Repsol-YPF se incrementaron 6,34% al día siguiente del comunicado “descubridor”. El objetivo inmediato logrado no asegura que en el largo plazo sus efectos tengan este sentido en la descontrolada Repsol. El intento de dar satisfacción a los accionistas de la matriz madrileña y sus socios de otros países, sean españoles, estadounidenses o europeos (hasta la mexicana Pemex lo es), para que la suba de la acciones los mantenga en los puestos de dirección, para augurar a los accionistas que tendrán futuro asegurado por el aumento de las reservas de gas y crudo de la filial en Argentina. También hay otras razones en la mentira del “hallazgo”, como la de terminar con las críticas que reciben en nuestro país por desinvertir y distribuir el 90% de las utilidades reduciendo las reservas en el país.
Son tantas las mentiras de la Repsol local, que sus proyecciones terminan enfrentadas con las cifras de la secretaría de Energía, ya que al inflar la dimensión del descubrimiento (40% de las reservas actuales afirman) bajan sustancialmente las reservas de gas y petróleo, con las que informa a las conocidas proveedoras internacionales de estadísticas (la británica BP y el ministerio de energía de los Estados Unidos (DoE). Para estas estadísticas las reservas argentinas de petróleo están alrededor de 2.500 millones de barriles (o sea 6 años y medio de satisfacción de la demanda actual). Pero Eskenazi, con el objeto de exagerar las reservas no convencionales de la Vaca Muerta, termina diciendo la verdad respecto de las reservas nacionales.
Como cita Cavalieri, la filial local de YPF en nuestro país informa que las reservas de la Vaca Muerta en Loma de la Lata (LLL) ascenderían a 150 millones de barriles, lo cual representaría cerca del 8 por ciento de la reserva total de crudo del país. Con esta jactancia los Eskenazi terminan por reconocer lo que nunca se animan a desmentir al gobierno nacional: que las reservan nacionales de petróleo alcanzarían apenas a los 1.875 millones de barriles, y que a la demanda actual ni siquiera proveerían durante 5 años. Las cifras de la secretaría de Energía tienen tanta credibilidad como las estadísticas del desprestigiado INDEC.
En este 2011, que siempre recordaremos como el año en que Argentina perdió el Autoabastecimiento Petrolero, en Madrid el “hallazgo” fue vendido como “el mayor descubrimiento de petróleo de su historia”. Esta falsedad, en que el relato excluye la realidad, está en consonancia con la re-inauguración de un hangar de 25 años.
Pero no solo mienten los dirigentes de las petroleras y del gobierno. Cavalleri recuerda que el diario porteño Página 12 del 11 de mayo tituló su nota pro Repsol: “El Crudo estaba, pero no había quien lo fuera a buscar”, pero el 8 de noviembre, sin referirse a la nota anterior utilizaba el título: “YPF anunció un descubrimiento de Crudo que le permitiría triplicar sus reservas en el país” (¡!!!). Pero los hechos mediáticos no terminan aquí. Ya se había seguido el paso de las petroleras cuando la presidenta, en diciembre de 2010, anunció el descubrimiento no convencional del gas neuquino (también inauguró un hangar que tenía 25 años de existencia y prometió varias veces el soterramiento de vías férreas.
Enfermedades. Son muchas. Halliburton detecta cáncer de huesos, de hígado y pulmón. Desórdenes respiratorios, gastrointestinales y circulatorios. Enron, la vieja gasífera de la corrupción, también detectó enfermedades de crecimiento, desórdenes neurológicos y del sistema nervioso. El New York Times en artículo arriba mencionado, y ya clásico en la materia, informó que la explotación no convencional utiliza componentes “extremadamente tóxicos”, entre ellos ácidos cítricos, cancerígeno, benceno, tolueno, xileno, diesel, y etilbenceno.
Poco se informa de algunos hechos y otros males: Francia hizo entrar en moratoria la aplicación de la extracción no convencional, la Unión Europea no la aprueba, y en Inglaterra ha comenzado la preocupación por los efectos de la práctica consentida, porque se ha comprobado, según el diario conservador The Economist, que la explotación frack ha provocado cincuenta pequeños temblores de tierra en Lancashire.
¿Y el ambientalismo? El ecologismo, si no dependen de petroleras ni de ONGs euronorteamericanas, deberá realizar una gran campaña contra la explotación del gas y crudo no convencional, o de fracturación del subsuelo, como algunos ambientalistas lo están haciendo en los Estados Unidos. Está demostrada la acción destructiva tanto de la aplicación de cantidades enormes de agua (que dejan a poblaciones enteras sin ella) y la inyección de productos químicos (varias centenas), muchos de ellos gravísimos para la vida humana y natural, que superan ampliamente los efectos de la explotación convencional sin ácidos.
El gas y petróleo en formaciones no convencionales (sin incluir los pozos de grandes profundidades de altamar y las arenas petrolíferas acarreadas como sólidas) alcanzan un 81% del petróleo mundial frente al 100% de los convencionales. Además, los no convencionales están mucho más extendidos en el mundo que los yacimientos tipo pecera o campana del petróleo y gas convencionales. Varios países de la Unión Europea están prohibiendo esta explotación petrogasífera.
¿Por qué nosotros, como lo hizo Y.P.F. en los ochenta, no evitamos este tipo de explotación, demandadores excesivos de agua, contaminante de las mismas, y con costos muy superiores al convencional? Para Eskenazi, pero siempre exagerando para disminuir el pago de utilidades, el costo del método fracturing (“frac”) es de 45 dólares por barril, o sea diez veces más que el convencional según lo que expone Repsol en sus balances: 4 dólares por barril sin sumar los 2 dólares por exploración que no hace.
Se puede hacer este tipo de explotación porque la política la fijan las multinacionales y no los gobierno nacionales y locales que acompañan a menudo la voluntad de las empresas extranjeras, porque hay que mostrar que se explora aunque se descubra lo descubierto, y porque han perdido el autoabastecimiento a pesar que los privatizadoress (muchos de ellos en el gobierno, como la familia Kirchner, el secretario Parrilli, la ministra Deborah Giorgi, el asesor del ministerio de Planificación Roberto Dromi), habían prometido “ampliar el horizonte de reservas de petróleo y gas”. Otra mentira histórica, de la cual participan desde Menem pasando por todos los presidentes, hasta la actual.
Un año colmado con hechos graves en Argentina y el mundo. 2011 pasará a nuestra historia energética como el año de la pérdida del autoabastecimiento, del récord de importación de gas natural, gas licuado, electricidad, crudos livianos, gasoil y otros combustibles, el de la balanza comercial petrolera negativa y el del inicio de la explotación no convencional, y también por la vuelta al país de la ExxonMobil y de Shell a la explotación del crudo.
En el mundo se lo recordará como el año del desastre de Fukushima, de los derrames petroleros al principio de 2011 de la plataforma Shell en el mar del Norte (Escocia) y al fin de año en Nueva Zelanda por las pérdidas del buque Rena, por el derrame del pozo off shore en Brasil a causa de la impericia de ChevronTexaco, la invasión petrolera de Libia, la amenaza de bombardeo nuclear a Irán, la secesión petrolera de Sudán, la continuidad del hallazgo del petróleo pre-sal en Brasil, la certificación del petróleo de la Franja del Orinoco que coloca a Venezuela como el mayor país del mundo por sus reservas, la doble invasión al Amazonas (colosal deforestación e instalación de la tercera hidroeléctrica del mundo en la puerta del Amazonas en el afluente Xingú con la central Monte Bello), y la potenciación en varios países de la explotación no convencional en China, Estados Unidos y Argentina.
Deben ser los movimientos, organizaciones y partidos defensores del patrimonio nacional los que deberán luchar para que nuestro patrimonio no sea colonia de las multinacionales ni de las prácticas contaminantes de las grandes potencias euronorteamericanas y chinas. Porque, como dice Cavalleri, los fracturadores de nuestro subsuelo llegarán también, además de la Cuenca Neuquina, a la del Golfo San Jorge, a la Austral Magallanes y a la Chaqueña, mientras Francia, la reina de la generación nuclear del mundo, prohibió la explotación shale en su territorio. Energías sucias, como antes las industrias sucias, se envían a las colonias no al territorio imperial: en esto, el pueblo de los Estados Unidos ha perdido, ante la voracidad insaciable de las petroleras, es decir de las financieras dueñas y dominantes del propio Estado estadounidense.
El mejor homenaje a los descubridores del petróleo argentino que recordamos todos los 13 de diciembre será este año el inicio de una campaña para renacionalizarlo, para acabar con los tarifazos de gas, electricidad y combustibles, por reconquistar el autoabastecimiento perdido, y para evitar que las explotaciones frac terminan por destruir el sistema hídrico argentino porque el agua es más importante que el oro, pero también que el petróleo y los gases shales.
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