La prestigiosa directora se sumó al Ciclo de Cine organizado por Julio Raffo, referente de Proyecto Sur CABA.
En el marco del Ciclo de Cine con Directores que desarrolla la Casa Rodolfo Walsh de Proyecto Sur, se presentó Lucrecia Martel ante la proyección de su película “La mujer sin cabeza”. Como todos los jueves, vecinos, estudiantes y amigos, se acercaron a ver la película de una de las directoras más atractivas del mundo del cine en general. “Elegí esta película porque la vio menos gente. No digo que sea la que más me gusta, pero sí la más lograda”.
El referente de Proyecto Sur CABA, Julio Raffo, dio la bienvenida una vez más al Ciclo de Cine que contaba con la presencia de un amplio público, relacionado sobre todo con el ámbito del cine. Lucrecia, a diferencia de los directores anteriores, no hizo referencia a la historia de su película, sino que puntualizó en el proceso creativo que le da forma a su trabajo. El ejercicio del director de cine, estableció, se aprende en tres meses porque de lo que se trata esta profesión es de vivir.
Martel habló de sus preferencias a la hora de trabajar. “A mí me gusta pensar siempre desde el sonido porque siento que como sujeto estoy un poco más sometida. En cambio cuando pienso desde la mirada siento que domino la escena. Prefiero someterme a las reglas del juego de los objetos, personajes, relaciones, cosas, etc.”
La directora habló ante los estudiantes de cine y otros vecinos que estaban presentes sobre lo que era el cine. Para ella, está relacionado con el sentido de la vista que muchas veces se ve sesgado por tanta educación. “No digo que todos tengamos que hacer cine experimental pero sí que observemos porque si no, vamos a terminar creyendo que lo más importante de los diálogos es la información y no toda esa enorme masa de sentido que tiene el sonido que organiza muchísimo la escena”.
A lo que agregó: “Toda nuestra civilización es ir para adelante como una topadora. Es muy difícil ver. Porque si viéramos y escucháramos nadie podría dormir sabiendo que hay una persona durmiendo en la calle”. Para poder soportar el dolor, continuó, “hemos inventado esta creencia de que la realidad es así, inamovible. Al menos, devolvámosle a la sociedad, con nuestro trabajos, un poquito de visión”.
Finalmente remarcó al público que la escuchaba atentamente, en la importancia de reconocer por qué se quería dirigir películas. “Se nota mucho cuando el motivo es la alfombra roja porque las cosas empiezan a estar vacías, son puras posturas y gestos. Cuando las ideas se escriben desde el mundo de las ideas no pertenecen a nadie. En cambio cuando uno se sitúa en uno mismo o en alguien que conoce, y usa la experiencia propia para la construcción, inevitablemente ya empezamos a corrernos de los esquemas a priori”.
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