Por Alberto Sánchez (Asesor de Proyecto Sur - IPPS). El Presidente Macri pidió en la reunión cumbre de Jefes de Estado del Mercosur acuerdos con la Unión Europea y la Alianza del Pacífico.
Macri en la Cumbre del Mercosur: Ignorancia y nuevos espejitos de colores
El Presidente Macri pidió en la reunión cumbre de Jefes de Estado del Mercosur acuerdos con la Unión Europea y la Alianza del Pacífico: Ignorancia y nuevos espejitos de colores que atentan contra la soberanía económica y política
Las relaciones Mercosur – UE se destacan por tener raíces históricas comunes de cooperación pero también de dependencia económica, tecnológica y financiera. Existen pendientes algunos litigios territoriales como Malvinas, temas de endeudamiento externo y comercio y diferencias importantes en el nivel de desarrollo y de integración de las dos regiones.
Para el Mercosur este Acuerdo será muy costoso, dado que no le permitirá afianzar sectores industriales y de servicios estratégicos para un proceso de desarrollo autónomo e independiente. Parece muy apresurada la decisión de Brasil y muy irresponsable el apoyo de Macri y la Argentina que tiene mucho que perder con esta negociación.
Los términos generales del Acuerdo, en su esencia, son negativos para el Mercosur, dado que cristaliza una división del trabajo donde los países del Mercosur serán proveedores de materias primas y en algunos escenarios más generosos proveedores de las cadenas productivas hegemonizadas por las transnacionales europeas.
Además, la apertura en áreas como bienes, servicios, inversiones, propiedad intelectual y compras gubernamentales, coloca límites definidos a las posibilidades de implementar políticas de desarrollo en cada país de la región y en la región como un bloque.
Los países del Mercosur padecen de una seria desintegración industrial, en ciertos casos con ausencia de ramas industriales de punta (electrónica, etc.) y en otros con funcionamiento de armaduría, es decir, con una mayor dependencia de partes e insumos importados. Además, posee un pobre perfil exportador basado en productos primarios, manufacturas de origen agropecuario de escaso valor agregado, bienes básicos industriales, complejo automotriz (dominado por transnacionales y con ventas compensadas con el Mercosur) y combustibles. Por otra parte, hay una enorme desarticulación al interior del sistema educativo, del sistema científico técnico y del sistema industrial y una importante disociación entre los mismos sistemas.
Dos puntos importantes en la actual coyuntura son:
1. la crisis en Europa que se manifiesta como crisis de las economías nacionales menos desarrolladas, crisis de la integración con Europa Oriental y con el Sur de Europa y crisis en la integración nacional de los países más industrializados (Alemania, Italia, Francia, Gran Bretaña) con regiones con bajo desarrollo histórico. Por ello, los países europeos defenderán sus propios mercados particularmente en el sector agropecuario y serán más agresivos para avanzar sobre nuevos mercados;
2. el número de países de la Unión Europea alcanzó en 2013 a 28 países frente a los 15 países en el año 2003.
El sueño del viejo continente de crecer todos al mismo nivel es sólo eso, un sueño. La realidad demuestra que los territorios ricos cada vez son más ricos, mientras que los más pobres no terminan de salir de dicha pobreza. Queda mucho por hacer en Europa.
La Argentina no puede lanzarse a una aventura liberal que raya con la ignorancia. Argentina no tiene estadísticas (INDEC y Censos Económicos) y no tiene Ministerios (Hacienda y Relaciones Exteriores) que hayan profundizado los temas.
Por todo lo expuesto, creemos que estos acuerdos deben pasar por un referéndum-plebiscito. La negociación debe ser conducida con más cuidado y transparencia, tanto con la sociedad civil -en particular con las centrales sindicales y empresariales- como con el propio Congreso de la Nación.
Podemos hacer nuestros los conceptos de Samuel Pinheiro Guimaraes para el caso argentino.
“El desarrollo económico y social brasilero depende del fortalecimiento de su sector industrial, y en cuanto a la defensa de los intereses brasileros, políticos y económicos, en la esfera internacional, cada vez más competitiva y conflictiva, dependen del fortalecimiento del Mercosur, etapa indispensable para la Integración de América del Sur.
El eventual acuerdo Unión Europea- Mercosur será el inicio del fin del Mercosur y el fin de la posibilidad de desarrollo autónomo y soberano brasilero y del objetivo estratégico brasilero de construir un bloque económico y político en América del Sur, próspero, democrático y soberano ”.
Sin Industria Nacional, no hay empleo, ni Nación.
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