Numerosos acontecimientos presentes en la escena social mueven una y otra vez a la reflexión, confrontando palabras con hechos.
Numerosos acontecimientos presentes en la escena social mueven una y otra vez a la reflexión, confrontando palabras con hechos.
La presencia en el país de corporaciones que depredan nuestro territorio y saquean nuestras riquezas ha sido puesta sobre el tapete por la resistencia admirable de las poblaciones más directamente afectadas. Las mismas empresas que están detrás de la explotación mega-minera y de nuestras fuentes de energía, (como la British Petroleum ) y a las que el gobierno nacional apaña (al punto de permitir la presencia de guardias pretorianas que impiden el paso a nuestros periodistas), están también detrás de la depredación y la agresión colonialista en el Atlántico Sur. Estas empresas lucran de aventuras belicistas en todo el mundo y son responsables de desastres ecológicos tremendos, como por ejemplo el derrame de los pozos submarinos de la British en el Mar Caribe, frente a las costas de México y Estados Unidos.
Los tratados de Madrid y de Londres, firmados por el gobierno de Menem en 1990, lejos de referirse exclusivamente a las Malvinas, abarcan aspectos que incumben a todo el territorio argentino. Estos tratados garantizan la promoción y protección de inversiones inglesas en la Argentina, es decir, dan garantías a las corporaciones dedicadas, entre otros rubros, a la extracción y explotación de nuestros recursos naturales. Fueron ratificados por la ley 24184, que sólo contó con un solitario dictamen de oposición en minoría.
A lo largo de los últimos 8 años, este Gobierno jamás ha hecho mención de estos tratados y sigue sosteniendo la acción de estas corporaciones en distintas partes de nuestro territorio.
Además, amplió por varias décadas las concesiones petroleras mucho tiempo antes de que vencieran. Por eso nos preguntamos: donde está el negocio que esconde su súbita preocupación por la falta de inversión de YPF? Pues no se evidencia la preocupación de nuestros gobernantes en hechos concretos de defensa de nuestro patrimonio y recursos naturales. La contradicción entre los hechos y las palabras del Gobierno se hace evidente ante su política de pactos y acuerdos con las grandes multinacionales, que nada tiene que ver con su declamación por lo nacional y popular.
Inglaterra es responsable de la militarización del Atlántico Sur. La base más poderosa de la OTAN en el Cono Sur está en las islas Malvinas, violando los mismos tratados firmados por Gran Bretaña. La presencia de un submarino atómico (como dijeron los ingleses), no es un hecho nuevo; solo ha sido modernizado. En la base inglesa de Malvinas hay aviones Typhoon de última generación, dos fragatas misilísticas, un destacamento de 2000 a 3000 hombres. Para qué esta presencia militar? Es claro que lo es, por un lado, para respaldar la apropiación de la riqueza energética e ictícola de nuestros mares por parte de las mismas empresas que el Gobierno Nacional protege en las zonas mineras, como ya hemos señalado, y, por otra parte, para tomar posiciones, que le permitan reclamar una extensa posición en la Antártida ante el vencimiento del Tratado Antártico (apoyándose en la ocupación de las Georgias y Sandwich del Sur, a lo que no hace siquiera mención el Gobierno).
Se puede hablar de nuestra soberanía en las Malvinas, y mantener vigentes los privilegios a estas empresas en todo el territorio continental? Mientras el gobierno dice que protesta por la militarización creciente de los ingleses en las Malvinas, se colude con ellos en la Megaminería. No toman una sola medida contra las empresas depredadoras, ni para avanzar en la reconquista de nuestra soberanía. No atinan a otra medida que la de negociar un vuelo más de Aerolíneas desde Buenos Aires a Malvinas.
La soberanía argentina ha sido reconocida diez veces por la Asamblea de las Naciones Unidas, 29 por el comité de descolonización, y por diversos organismos internacionales, incluyendo a todos los países latinoamericanos. Más allá de los discursos altisonantes, Malvinas es causa colectiva de generaciones enteras de compatriotas, que no se puede abordar sin reconocer que toca sentimientos y pasiones profundas.
Está en juego nuestra tierra. No se trata de las islas solamente: es la riqueza que pertenece a nuestra nación y a nuestro pueblo, que está siendo enajenada. La causa Malvinas es también la causa de los pueblos de Famatina y Andalgalá, de Esquel, San Juan, La Rioja.
Es la causa de los pobladores desplazados por la compra de tierras por monopolios extranjeros para la explotación sojera. Es también la causa de los trabajadores, reprimidos una y otra vez por este gobierno.
De lo que se trata es de defender nuestra riqueza, nuestras fuentes de agua y alimentos y energía, y la integridad del territorio nacional. El problema de Malvinas es un problema de soberanía.
No podemos seguir siendo cómplices silenciosos de un Gobierno que dice una cosa mientras practica una política que es todo lo contrario de lo que dice. Y usa los recursos del estado para espiar y reprimir a los que luchan por sus legítimas reivindicaciones, en vez de usarlos contra los enemigos de la nación y de nuestro pueblo.
El genocidio en el ferrocarril Sarmiento, la entrega de tierras, los convenios espúreos con empresas inglesas para la Megaminería a cielo abierto, los acuerdos de exploración y explotación con los monopolios petroleros, la legislación represiva sancionada como ley antiterrorista, la represión a trabajadores y pobladores en el Sur y en el Oeste, el ataque cargado de odio contra los maestros, muestran en cada caso el doble discurso del Gobierno, y ahora, con el caso Malvinas, una vez más esconden como el tero sus acuerdos con la banca y las empresas inglesas, que si los anuláramos, le dolerían a los gobernantes ingleses más que mil declaraciones.
Estamos seguros que los enemigos del pueblo inglés son los mismos enemigos que pretenden expoliar nuestras riquezas. Estas empresas no se enriquecen para beneficio del pueblo inglés, sino para un puñado de banqueros, monopolios y grandes empresas que también son los responsables de la debacle que ha sumido a toda Europa en una profunda crisis, crisis que sufren también los trabajadores de las Islas británicas. La causa nacional por la soberanía en el Atlántico Sur es parte de nuestra causa por la defensa de nuestras tierras y nuestras libertades. Como lo es la reivindicación de Gibraltar por los españoles, territorio ocupado también con el pretexto de la "autodeterminación" .
Las causas de Malvinas, de los ferrocarriles, de las tierras usurpadas, de las tierras arrasadas, se unen en una sola:
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La causa de la Nación Argentina y de su pueblo.
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