En el trigésimo sexto aniversario del desembarco de tropas argentinas en las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur, rendimos respetuoso homenaje a todos quienes participaron en esa batalla.
En el trigésimo sexto aniversario del desembarco de tropas argentinas en las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur, rendimos respetuoso homenaje a los compatriotas que participaron en esa batalla, los cuales pusieron en lo más alto el valor de nuestro pueblo, dando testimonio y ejemplo de honor ante la decisión de ir al combate y la mediocre conducción de aquella.
Sostenemos que el mejor homenaje a nuestros caídos en esa contienda, a las víctimas de sus secuelas, y a los veteranos sobrevivientes, es alzar la bandera de Malvinas: porque por su valor estratégico definen nuestra presencia en el Atlántico Sur; porque son nuestras por historia, derecho y geografía y nos fueron arrebatadas por la fuerza, mediante la más abyecta práctica colonial; y porque debemos ser artífices de nuestro futuro y las Islas del Atlántico Sur forman parte de él.
Consecuentemente, repudiamos con el mismo énfasis la política de entrega relativa a Malvinas y el Atlántico Sur que propicia el gobierno de Cambiemos, evidenciada con crudeza en la ratificación explícita de los vergonzosos “Acuerdos de Madrid”, de 1989 y 1990 -verdaderas actas de capitulación de nuestra soberanía-; en la firma de la Declaración conjunta argentino-británica del 13 de septiembre de 2016 (Acuerdo Foradori-Duncan); y en los avances de acuerdos en materia pesquera y vuelos con las Islas, que terminan por consolidar la posición de fuerza ilegal e ilegítima de la potencia usurpadora. Se suma a la desidia e irresponsabilidad del gobierno en la protección de intereses en el Atlántico Sur, el manejo de la crisis desatada por la aún irresuelta desaparición del submarino ARA San Juan y sus cuarenta y cuatro tripulantes, también héroes y custodios de nuestra soberanía.
El 2 de Abril de 1982 se inició una batalla por las Malvinas, que cesó el 14 de junio, pero el conflicto continúa. No lo iniciamos nosotros, sino la potencia usurpadora, el 3 de enero de 1833.
Para resolver ese conflicto no es necesaria la acción de las armas ni la pérdida de vidas.
La Argentina tiene vocación pacífica, pero firmeza estratégica. Y se requiere diseñar y ejecutar una política soberana, fundamentada en una estrategia nacional, para resolver el conflicto exterior más importante y extenso que tiene nuestro país. Es un imperativo de este tiempo esforzarse y luchar por ello. Y es una cuestión de futuro para nuestra Patria.
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