La histórica vocación frentista de Pino marcha pareja a la propuesta de un proyecto de transformación que nada tiene que ver con la frustrada experiencia de la Alianza.
El jueves por la noche Fernando “Pino” Solanas estuvo en la Cátedra “Germán Abdala”, en la Facultad de Trabajo Social de la Universidad Nacional de La Plata ofreciendo una charla sobre la coyuntura política que vive el país. Estaba prevista, también, la presencia de Claudio Lozano que se ausentó por problemas familiares.
Durante su disertación, el Diputado Nacional, afirmó que “…es un gran momento para dar señales y plantear alternativas. Estamos trabajando en el armado de un gran frente electoral para las próximas elecciones legislativas”. Pero también fue contundente al expresar que “no se trata de amontonamientos”.
Las acciones que Proyecto Sur viene realizando desde que Solanas lanzó su candidatura a Senador son claras, por más que aparezcan distintas interpretaciones mediáticas que podrían prestarse a confusión y que corren exclusivamente por cuenta de sus editores. No cabe ninguna duda de que la histórica vocación frentista y de unidad nacional de Pino, acreditada por décadas de una militancia incuestionablemente ética y coherente, marcha pareja a la propuesta de un proyecto de transformación en serio de la Argentina que en nada tiene que ver con las frustradas experiencias de la “Alianza” y el “Acuerdo Cívico y Social”.
Como ha reiterado en varias oportunidades el líder de Proyecto Sur: “la Alianza ya fue”. Y, por lo tanto, ni la militancia de este partido, ni la de las fuerzas que lo vienen acompañando desde hace años, pueden caer ni enredarse en la telaraña de los dimes y diretes que circulan y lo seguirán haciendo por los medios; justamente a propósito de la creciente referencia que implica Pino Solanas para gran parte de la ciudadanía que, harta de las promesas incumplidas de la vieja dirigencia política, lo valoran como una concreta esperanza de cambio.
En tal sentido, la convocatoria de Pino a conformar una gran espacio de unidad para enfrentar al kirchnerismo y el macrismo en la Ciudad de Buenos Aires el próximo año es plenamente congruente con lo que viene impulsando Proyecto Sur desde su origen. Incluso, en el Parlamento, donde sus iniciativas son habitualmente acompañadas por legisladores de otras fuerzas políticas, como también cuando es la propia bancada la que suscribe los proyectos de otros diputados que coinciden sustancialmente con nuestras causas. Lo que no significa, según los dichos del mismo Solanas, “una prefiguración electoral orgánica”, ni ningún tipo de argucias que alienten una componenda sin más criterio que la mera especulación para la obtención de cargos.
Por ejemplo, la suscripción del Bloque de Proyecto Sur al pronunciamiento de los diputados en contra de la “Re-re” y la solidaridad de Pino en defensa de la institucionalidad de la Provincia de Santa Fe frente a las insinuaciones intervencionistas del kirchnerismo (más allá de las responsabilidades que le competan al gobierno socialista por el desempeño de la policía local con relación al narcotráfico); como también las últimas invitaciones realizadas por Claudio Lozano y Roy Cortina -entre otros- a compartir distintas mesas de debate, o la charla en TEA con estudiantes de periodismo, a la que también se sumó Rubén Giustiniani, sobre la inescrupulosa aplicación que viene haciendo el oficialismo de la Ley de Medios, “son una oportunidad para instalar agenda política, cursos de acción posibles y programas superadores del actual gobierno” como bien dijo Fernando Solanas; y de ninguna manera pueden ser entendidos como “guiños” de convalidación a algunos personajes y grupos de la política tradicional, que ya nos han demostrado que “el amontonamiento” no significa ir juntos por convicción, si no revueltos e hipotecando una más vez la oportunidad de iniciar un proceso de cambio como el que la mayoría de la gente anhela.
De todos modos, cómo no van a hacerse sentir reparos de distinta índole al respecto de cuanta foto, título o copete, vayan a aparecer de acá al día de las elecciones (donde nuestras premisas ideológicas, bases programáticas y sus legítimos representantes o portavoces sean -en algún sentido- desvirtuados, simplificados o recortados) conforme los ideales de una militancia, tan aguerrida como desinteresada, que cientos de compañeras y compañeros llevan adelante cotidianamente, a pesar de la larga serie de obstáculos y limitaciones que sufre una fuerza emergente como Proyecto Sur.
El riesgo es caer en otra de las prototípicas trampas del régimen político dominante: el del aislamiento. Situación por la que se desviven algunos de nuestros ex socios, que sueñan con eliminar a Pino de la competencia, y ni qué hablar de aquellos sectores -en la medida que el Movimiento siga creciendo- que medran con el modelo de saqueo neocolonial que mantiene sumergido al país en la miseria y el atraso.
Así planteado, el problema es poder recorrer con audacia e inteligencia los distintos planos o dimensiones en los que se despliega la política nacional, toda vez que estamos en posición de incidir directamente sobre ella. Para lo cual hay que combinar eficazmente la coherencia, la ética y el proyecto, que hacen a la fortaleza de las convicciones estratégicas, con la prudencia, la amplitud y la pluralidad, que hacen a la capacidad de materializar táctica y coyunturalmente cada una de las etapas que hagan falta encadenar en función de lograr la realización efectiva, y no meramente discursiva, de los más altos fines de nuestro compromiso con la Patria.-
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