Implacable participación del senador nacional de Proyecto Sur durante la visita informativa de Marcos Peña.
Implacable participación del senador nacional de Proyecto Sur durante la visita informativa de Marcos Peña.
Señora presidenta: he escuchado las intervenciones de esta tarde. Y hay que reconocer el talento del ministro coordinador para transmitir una sensación de que estamos en el buen rumbo, en crecimiento y que nos espera un futuro de plena realización. A los problemas no hay que darles demasiada importancia porque los iremos postergando.
La verdad es que cotejando sus discursos –no el de hoy, que he escuchado con mucho respeto en intervenciones anteriores– con lo que dice y grita la realidad, creo que el desfase es muy grande. Pero lo que me preocupa mucho también es que siento que no hay una reacción importante en el Senado ni en las fuerzas de la oposición.
Me da la sensación, quizá porque la sesión empieza después del almuerzo, que estamos frente a un Senado que hace la siesta o la plancha. Porque casi todas las intervenciones no asumen la problemática general de la República Argentina, los grandes peligros que acechan a la Nación. Son discursos sesgados por el interés particular de cada una de las provincias. Por supuesto que en todas las provincias existen problemas y hacen muy bien los senadores en responder a los intereses de sus pueblos. Pero las 24 formamos parte de la Nación Argentina. Y me parece que vivimos una situación peligrosa. Hay un décalage muy grande entre la desaprensión, la tolerancia, que cuando es excesiva, es complacencia o es complicidad, con los grandes peligros que acechan a la Nación Argentina.
Mi intervención los quiere tocar. Quizá no tendré el tiempo suficiente. Pero se han producido tres hechos gravísimos para el futuro del país. Un país que, a pesar de todas las operaciones de desendeudamiento, hoy acusa, según el ministro Caputo, una deuda de 275.000 millones de dólares, habiéndose aumentado en 34.000 millones de dólares.
Entonces, los problemas no son banales.
Tenemos enfrente algo inédito: un bono por cien años que ha levantado sorpresas e, inclusive, ironías en la prensa mundial. En trece años devolveríamos ese crédito, pero vamos a pagar ochenta y siete años más, 200 millones por año.
Devolveremos 19.600 millones de dólares. ¿Pero cómo es posible estar frente a una dirigencia a la que no le tiembla el pulso al comprometer a cinco generaciones de argentinos?
Son buenos muchachos, su discurso es evangélico. Prometen esperanza, prometen trabajo, prometen creación de empleo, pero las empresas quiebran, la industria quiebra. ¿Por qué? Porque, además, el 18 de abril acaban de firmar 21 acuerdos con una potencia extranjera y la falta de sensibilidad para conocer el porqué de esos acuerdos, continuidad de los 14 acuerdos que en julio de 2014 firmó la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, envueltos en el secretismo de Estado. El mismo secretismo de Estado que ha hecho que todavía no conozcamos los 14 anexos del acuerdo con Chevron ni lo que se ha firmado con Dow Chemical. ¡Secretismo de Estado!
Esto es grave porque significa la pérdida de 100 mil puestos de trabajo en la Argentina. Me sorprende que las dirigencias sindicales no reaccionen.
¿Qué significa comprar sin licitación, llave en mano y sin transferencia tecnológica, 1500 coches ferroviarios, 176 formaciones, algo que bien podríamos producir aquí? Entonces, el relato de un gobierno que parece más un mono con navaja que un gobierno responsable, el relato de que vamos hacia el crecimiento de la industria es falso, porque las principales industrias que pueden generar y enfrentar la ola de desocupación y despidos en la Argentina son las industrias de base.
Le he escuchado decir al señor ministro una falsedad o, en todo caso, algo que demuestra que está muy desmemoriado. Dijo que no hubo un gobierno anterior que, sin pedir deuda, haya logrado hacer crecer o desarrollar obra a la Argentina. Seguramente, por su juventud ha perdido mucho la memoria, pero debería enfocar la historia.
El gobierno de Juan Perón repatrió la deuda externa y construyó el mayor proceso de industrialización. En 1947 y en 1950 se fabricaban en la Argentina, por primera vez en el hemisferio sur, dos aviones a reacción. Se fabricaban locomotoras y trenes y se exportaban. Y todo eso se logró sin endeudamiento externo.
En el extraordinario gobierno de Hipólito Yrigoyen, con el general Mosconi, se construyó la mayor destilería de América latina en su tiempo, 1923. ¿Y en cuántos años se hizo? En dos años y sin pedir un dólar prestado.
En 1947 nace Gas del Estado y don Julio Canessa construye el más largo gasoducto del mundo, 1.700 kilómetros, Comodoro Rivadavia-Buenos Aires, sin pedir un dólar prestado. Se lo hizo con financiamiento interno.
O sea que lo que dice el ministro coordinador suena lindamente falso. La verdad es que a los que venimos de escuchar tanto relato de imposturas en estos años que nos precedieron, realmente, nos resulta sofocante escuchar el discurso de hoy.
Los acuerdos con China son gravísimos. Usted misma, señora presidente, que ahora me está mirando, firmó conmigo en febrero de 2015 un acuerdo de todos los candidatos a presidente por el que se iban a revisar y exigir conocer la letra chica de los acuerdos con China.
¿Qué significan estos acuerdos? ¿Qué significan las represas de Santa Cruz sin el informe de impacto ambiental? Uno ve las políticas del gobierno en asuntos ambientales y lo que observa es que se acaba de firmar el Acuerdo Federal Minero que, en verdad, es una patraña ya que profundiza la peor política minera de lesión y agresión al medio ambiente que tuvo la Argentina.
Entonces, ¿qué significan estas cosas? ¿Qué significa que no conozcamos bien los acuerdos de la base dual de Neuquén? Son 200 hectáreas a cincuenta años. Base de uso cívico y militar.
¿Qué significa todo esto, señora presidenta? Esto significa secretismo de Estado. No hay un proceso de sinceramiento.
Me olvidaba de las centrales nucleares. ¡¿Pero cómo se pueden decidir centrales nucleares sin debatirlas con nadie?! ¡¿O acaso los pueblos de las provincias que las van a tener que construir no deben participar?! ¡¿Adónde está el principio precautorio, señora presidenta?! ¡Se compran dos compromisos por dos centrales nucleares de vieja tecnología! Una tecnología de tercera generación –estamos en la cuarta– de hace veinte años, generada en Francia y ahora la copia China. Obsoleta. Cuando se terminen de construir las nuevas centrales nucleares acá, Alemania habrá desactivados todas. En el año 25, Francia, que es quien más tiene, se ha comprometido, al igual que Estados Unidos, a desactivar un tercio. Suiza ha comprometido desactivar todas las que tiene. Y nosotros vamos en dirección contraria.
¡Entonces, la política energética argentina es falsa! La política energética nos lleva a pagar una energía que hasta el jefe de Techint, Paolo Rocca, lo dice en Estados Unidos, que con las tarifas energéticas de la argentina, la industria en la Argentina no es viable. ¡No es viable! ¡Acá hay un intenso proceso de desindustrialización! ¡Acá hay farsas si se quiere hablar de enfrentar la desocupación, porque sin industrialización no hay creación de trabajo digno y estable, señora presidenta!
Entonces, estamos ante muchos cuentos chinos. Quisiera que me dijeran por qué lo que dice no tiene que ver…
¡Hoy el Boletín Oficial trae por primera vez un anexo muy revelador de este bono! El anexo… Es textual lo que voy a leer. En el uno dice que existen… Son las razones por las cuales nos deben dar un bono. En el uno dice: existe incertidumbre y riesgo sobre el futuro económico debido a la inflación y a la volatilidad del sistema cambiario. Luego, dice: puede haber menos crecimiento económico y reducción de las reservas del Central si no lo obtuviéramos. En el tres dice: puede haber reducción de la inversión extranjera. En el cuatro dice: puede haber hostilidades internacionales e incertidumbre política respecto de las elecciones del 17. Es decir, si no nos dan el bono, en las elecciones del 17 nos va a ir mal a nosotros. Dice: puede haber inestabilidad política, social y económica en el futuro. Lo dice el Boletín Oficial hoy, de lo que pidió el gobierno para que nos otorgue la barbaridad de cien años.
El aumento del gasto público del gobierno puede tener un efecto adverso y consecuencias negativas si no viene este crédito.
El gobierno desconoce cuáles serán los resultados de las medidas, los riesgos reales del deterioro institucional, puede determinar que no se puedan pagar deuda pública y bonos.
La capacidad argentina para obtener financiación puede verse afectada por los litigios de los holdout, que continúan, dice el ministro Caputo.
En definitiva, están contra la ley. Por eso, digo que estamos frente a un gobierno ¡impostor y muy mentiroso! La ley 24.156 de administración financiera prohíbe taxativamente en su artículo 56 la emisión de crédito público para gastos operativos. Y lo que yo acabo de leer son todos gastos operativos, que es lo que afirma el ministro.
Señores senadores: se necesita que el Senado reaccione y se plante contra una política que está siendo una máquina de daño para la estructura y el trabajo argentino.
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