En la sesión del miércoles 19 de abril el senador nacional Fernando "Pino" Solanas acompañó, con críticas, el proyecto de Compre Nacional.
En la sesión del miércoles el Senador Nacional de Proyecto Sur Fernando "Pino" Solanas explicó por qué aún con críticas apoyaría uno de los proyectos en tratamiento, la ley denominada de "Compre Argentino":
"Nosotros vamos a apoyar en general este proyecto de ley de Compre Nacional. Por supuesto, estamos lejos de aquella ley de Compre Nacional que impulsara el gran Aldo Ferrer bastantes años atrás. ¡Era otro país!
Era otro país que tenía un núcleo de grandes empresas en manos del Estado: los servicios, la industria naval, los ferrocarriles, la fábrica militar de aviones, las fábricas de defensa, la totalidad de YPF, Gas del Estado, etcétera, etcétera, etcétera. El paquete de empresas del Estado en aquellos años era realmente muy importante
El principal problema radica en la falta de un proyecto nacional alternativo donde, en esta materia de política industrial, lleve adelante un proyecto de concertación por cámaras sectoriales capaz de cubrir los eslabones ausentes en la cadena de producción nacional, y un proceso sustitutivo de importaciones".
La ley fue acompañada por la mayoría de los senadores y logró la media sanción que faltaba, ya que contaba con su aprobación en Diputados. Resta que el ejecutivo sancione la ley. La Ley de Compre Argentino, que tiene el objetivo de fortalecer la economía nacional a través de las pequeñas y medianas empresas (PYMES). La iniciativa eleva al 15% el margen de diferencia a favor de las PYMES sobre los valores de otras ofertas en los procesos de compra del Estado, mientras que para las grandes compañías será entre el 5% y el 7%.
Al finalizar su discurso, Pino hizo un llamado a un proyecto industrial con miras a la Patria Grande Latinoamericana: "Es imposible que en estas condiciones podamos competir a nivel industrial con Asia y con un proyecto con un Estado tan limitado como tenemos.
Solo con proteccionismo y unidad latinoamericana, con un proyecto que fije metas a corto, mediano y largo alcance, se podrá parar esta invasión impune del gran capital.
Las transnacionales aprovecharán los bajos salarios, sus prácticas en general desleales, sin cumplir o tratando de disminuir las leyes laborales.
Hay que buscar un nuevo paradigma de una transición hacia el decrecimiento y la convivencialidad, en el marco de nuestro sueño latinoamericano; nada más".
Aquí su discurso completo:
Sr. Solanas.- Gracias, señor presidente.
Nosotros vamos a apoyar en general este proyecto de ley de Compre Nacional. Por supuesto, estamos lejos de aquella ley de Compre Nacional que impulsara el gran Aldo Ferrer bastantes años atrás. ¡Era otro país!
Era otro país que tenía un núcleo de grandes empresas en manos del Estado: los servicios, la industria naval, los ferrocarriles, la fábrica militar de aviones, las fábricas de defensa, la totalidad de YPF, Gas del Estado, etcétera, etcétera, etcétera. El paquete de empresas del Estado en aquellos años era realmente muy importante.
Hoy nos encontramos con otra Argentina: con una Argentina, por supuesto, muy debilitada. Además, con 53 tratados de reciprocidad de inversiones que son como el andamiaje de la dependencia, porque todas las empresas extranjeras radicadas en la Argentina tienen las mismas condiciones que las empresas argentinas más favorecidas. Son las grandes trasnacionales.
Reciprocidad: ustedes saben que no hay ninguna reciprocidad. Salvo algunos casos muy aislados o puntuales, hay capital argentino invertido en los países del norte.
Nosotros decimos que vamos a acompañar el proyecto, pero vamos a señalar los puntos débiles.
Este conjunto de leyes pro-pymes votadas en los últimos años no condicen con la política favorable a los grandes grupos transnacionales, a la inversión extranjera, al endeudamiento externo y a las altas tasas de interés como las LEBAC. Así, en un marco de diagnóstico concreto y objetivo de la situación de hoy, no solamente es el endeudamiento creciente del país sino el déficit comercial, el déficit de servicios, el déficit de la renta de inversión, etcétera, etcétera.
Hoy mismo se discutía acá –de vuelta– los avances en el acuerdo con la Comunidad Europea; y estamos discutiendo el compre nacional.
Desembarcan con todos sus productos en la Argentina. Encima, están pidiendo pista para el transporte y desembarque las grandes transportadoras marítimas europeas. Esto ocurre cuando hemos votado por unanimidad una ley para la creación de la Marina Mercante, previendo el capital que debía comenzar a financiar la construcción de la industria naval; pero fue vetada por un decreto del Poder Ejecutivo.
Acá se ha mencionado la apertura creciente a las importaciones sin ninguna lógica; y a tal punto es irresponsable y agresiva que uno está más cerca de pensar que hay una operatoria muy racional dedicada a liquidar y a torpedear lo que va quedando de nuestra pequeña y mediana industria.
Por supuesto, en cuando a las medidas de apoyo que se dan a las pymes, lo mejor es enemigo de lo bueno. Acá se ha señalado del 7 al 15 por ciento en las pymes, del 5 al 8 por ciento en las grandes empresas, en las compras menores a los 20 millones. Por supuesto, está apoyado; pero lo que hay que señalar es la insuficiencia.
En un país sin un Banco Nacional de Desarrollo Industrial e Infraestructura, sin una política de desendeudamiento de superávit gemelos y sin freno a la fuga de los capitales, los resultados, las ilusiones que podamos pensar en esta normativa son muy, pero muy limitadas.
Este proyecto va a quedar en letra muerta por el acuerdo entre el Mercosur y la Comunidad Europea. Van a caer las barreras a las importaciones de empresas europeas y de sus subsidiarias globalizadas en Asia. Varias cámaras empresarias acaban de anunciar los peligros que encierra este acuerdo de libre comercio: por ejemplo, la Cámara Naviera Argentina.
Entonces, señor presidente, con un déficit anual que ronda de 35 mil a 37 mil millones de dólares en industria, la balanza comercial del sector será deficitaria nada menos que en 35 mil millones en 2017. Bueno: inclusive, mostramos que eso se explica por un rojo de 11.200 millones de dólares con China, de un rojo de 10.300 millones con Brasil y de 9.600 millones con la Comunidad Europea. Eso habla de elucubrar; de partir con un diagnóstico ajustado sobre cuál es la situación de nuestra pobre industria.
Este déficit que estoy mostrando lo venimos arrastrando desde hace muchos años: no es cuestión de estos dos o tres años.
Para ir finalizando: el sistema financiero es el de un país pobre, con muy baja inversión y con baja monetización de la economía. El ahorro interno se fuga al exterior o a las cajas de seguridad; el acceso al crédito es mínimo y se restringe aún más para las pymes. La conducta de nuestros funcionarios más relevantes no da mayor ejemplaridad, como son los casos de Dujovne, Caputo, Sturzenegger, Aranguren, Quintana, etcétera.
Esta Argentina, estimados senadores y señor presidente, no se reconstruye con una Farmacity o con una fábrica de dulce de leche como La Salamandra. El principal problema radica en la falta de un proyecto nacional alternativo donde, en esta materia de política industrial, lleve adelante un proyecto de concertación por cámaras sectoriales capaz de cubrir los eslabones ausentes en la cadena de producción nacional, y un proceso sustitutivo de importaciones.
El objetivo es detectar en la matriz de insumo-producto lo que no sabemos fabricar y la falta de iniciativas público-privadas. El ejemplo del cluster eólico, que nosotros alentamos a través de un proyecto de ley y un trabajo con la Cámara de Bienes de Capital, fue un buen antecedente de estos últimos tiempos.
Ese entramado de pymes y grandes, como era el caso de la empresa de Pescarmona en Mendoza, logró cubrir en su momento casi el 95 por ciento de todos los componentes de la matriz de insumo-producto.
Bueno: ya no es solo China sino Asia la que se transforma en la fábrica del mundo. Hoy, a los viejos países industrializados como Japón, Corea y Taiwán se les agregan los nuevos tigres asiáticos como Vietnam, Myanmar, Bangladesh, Laos y Camboya. A esos países hay que sumar plataformas exportadoras como Singapur, Malasia, Tailandia, Finlandia, Indonesia e India.
La Argentina no puede competir en el sector industrial de manufacturas y quedará reducida al sector de la agroindustria, único cluster que puede ser competitivo. Pero esta industria está casi en un 50 por ciento en manos del capital extranjero, con una participación nacional subordinada a través de sus cámaras empresarias y de la COPAL.
Es imposible que en estas condiciones podamos competir a nivel industrial con Asia y con un proyecto con un Estado tan limitado como tenemos.
Solo con proteccionismo y unidad latinoamericana, con un proyecto que fije metas a corto, mediano y largo alcance, se podrá parar esta invasión impune del gran capital.
Las transnacionales aprovecharán los bajos salarios, sus prácticas en general desleales, sin cumplir o tratando de disminuir las leyes laborales.
Hay que buscar un nuevo paradigma de una transición hacia el decrecimiento y la convivencialidad, en el marco de nuestro sueño latinoamericano; nada más.
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