Proyecto Sur y el impuesto a las grandes fortunas

Los desafíos de Argentina ante la pandemia del coronavirus

Ante la grave situación provocada por la pandemia del Coronavirus o Covid 19 desde el Movimiento Proyecto Sur queremos aportar nuestra mirada responsable, llamando la atención sobre algunos de sus aspectos:

1.

Seguramente, una de las víctimas notables de la enfermedad global ha de ser la economía, que ya estaba gravemente afectada por la pésima gestión del gobierno anterior. Pero no cabe duda que la primera víctima es la población, y particularmente los sectores socialmente más vulnerables. Y, aún reconociendo la importancia de la economía como instrumento político, claramente no se encuentra por encima del derecho a la vida y a las formas dignas de transitarla, sino precisamente a su servicio. El gobierno de Alberto Fernández ha mostrado equilibrio en esta cuestión y ha destacado la necesidad de compatibilizar la atención que necesitan ambas vulnerabilidades.

2.

En esta línea de pensamiento, una de las ideas que más han repercutido en la sociedad, se refiere a la creación de un impuesto extraordinario a la riqueza, cuyo fundamento es la también extraordinaria situación económico-social.  Fernando “Pino” Solanas, viene señalando que, cuando las naciones más poderosas sufrieron graves azotes, han recurrido a establecer contribuciones sobre las grandes fortunas. Por ejemplo, en 1917 Estados Unidos, habiendo apenas ingresado a la Primera Guerra Mundial, fue el primer país de América en aplicar un impuesto a las ganancias millonarias. Asimismo, en 1935, para afrontar las consecuencias de la grave depresión del 29 y del 30,  Franklin Roosevelt lanzó un impuesto progresivo a las rentas que llegó al 75 % de los beneficios obtenidos. En los años 1944 y 1945, los Estados Unidos aplicaron los mayores impuestos, llegando casi hasta el 90 % sobre aquellos sectores que habían ganado más de tres millones al año. Alemania, después de la caída del muro de Berlín, implementó medidas similares. El mismo Libertador, el General San Martín, ya en 1815 propuso, entre otras formas de contribuciones, un gravamen a las riquezas, buscando recursos para su gesta libertadora.

3.

A esta altura, cabe destacar que el gobierno nacional tiene autoridad suficiente para actuar en armonía con los dichos del Presidente y sus ministros, que han ganado pleno consenso en la población. No debe, pues, dudar al aplicar todas los remedios que sean necesarios ante la situación  de emergencia, congruentes con el estado de derecho. Las prudentes medidas adoptadas frente a la pandemia deben tener su correlato ante la situación económica.

4.

En este orden de ideas, es clave encarar el problema de la deuda externa. Lejos estamos de la cruel admonición del Presidente Avellaneda: “…hay dos millones de argentinos que economizarán sobre su hambre y sobre su sed para responder en una situación suprema a los compromisos de nuestra fe en los mercados extranjeros”. Los acreedores tuvieron la obligación de conocer y por tanto deben hacerse cargo, de las irregularidades cometidas en tiempos del macrismo, contempladas incluso en los estatutos del Fondo Monetario Internacional, que una vez más han sometido al pueblo argentino a pagar una “deuda odiosa”. Proponemos la formación de un Comité de Estudio y Monitoreo Permanente de la Deuda Externa, con personalidades relevantes, nacionales y extranjeras. Asimismo, creemos que debe negociarse el no pago de la deuda, al menos temporalmente, y la quita de intereses.

5.

Como ha dicho el Papa Francisco, todos estamos en la misma barca, o dicho de otro modo, nadie se salva solo. Tenemos, como seres racionales e inteligentes, la responsabilidad del libre albedrío, que hoy más que nunca nos compromete a optar por lo que nos salve del dolor y nos conduzca a convertirnos en una sociedad más justa y respetuosa.