Al “Elogio de la Traición” hay que oponerle el “Elogio de la Coherencia” de compañeros ejemplares como Rubén Giustiniani. Por Fernando Pino Solanas
En los tiempos que corren, donde a nadie le asombra la traición al mandato del voto y se justifican con mentiras e imposturas actos de gobierno que colisionan con la C.N. y las necesidades del pueblo, la política se transforma en sinónimo de traición y negocio personal, mientras que la coherencia y lealtad a los principios se convierten en una rareza cívica. La firme actitud del ex senador y actual diputado provincial Rubén Giustiniani y la diputada Silvia Augsburger al defender las causas comprometidas con la ciudadanía, honra la ética de la política entendida como servicio al país y al pueblo.
Ellos mantuvieron la coherencia de una militancia de varias décadas y defendieron la posición histórica de su partido de oponerse a los ajustes neoliberales como los lanzados por el gobierno de Santa Fe: endeudar la provincia en dólares, blanquear capitales y dar luz verde para los tarifazos de servicios y energía. Tres políticas que viene impulsando el gobierno de Cambiemos, con imposturas, argumentos caprichosos y modificación de leyes nacionales por decreto.
El ensayo 'Elogio de la traición', subtítulado “El arte de gobernar por medio de la negación”, de los analistas franceses Jeambar y Roucaute, sostienen que la traición es inherente a la acción política y que los grandes estadistas de la modernidad fueron todos grandes traidores: según ellos, mediante la negación de promesas electorales aseguraron la gobernabilidad democráctica, mientras la lealtad al voto ciudadano y las ideologías, conduciría fatalmente al autoritarismo. Curiosa teoría que justifica la sucesión de traiciones al pueblo y al pais que se vienen sucediendo en el país.
Recordemos solo algunos casos: Carlos Menem, en un acto de sincerisismo confesó que “si hubiera dicho lo que iba a hacer no me votaban” y tomó el programa completo de la UCD, los enemigos históricos de Perón. ¿Y Fernando de la Rúa que hizo campaña contra la corrupción y terminó comprando senadores con la tarjeta Banelco?¿Y que decir del ingeniero Mauricio Macri, que prometió pobreza cero y relanzamiento industrial: llevó la pobreza al 32% y abrió las importaciones golpeando a las PYMES y al empleo?. ¿Y la ex presidenta Cristina que traicionó la política de Estado de la soberanía enegética al prolongar las concesiones petroleras de Menem por 60 años -35 años, mas 25 de prórroga- y además, sin licitación y sin pago de canon alguno?...
La práctica de la traición, en la Argentina, no tiene límites: Cristina y Kicillof cedieron el tercer yacimiento de gas no convencional a la Chevron por 50 años y nadie tiene el contrato completo, ni legisladores ni magistrados. Giustiniani le salió al cruce con un eficaz recurso de amparo al que la Corte le dió curso, pero el secretismo de Cristina se prolongó con Macri y hasta hoy su gobierno solo ha dado a conocer un 20% de los contratos firmados.
Al “Elogio de la Traición” hay que oponerle el “Elogio de la Coherencia” de compañeros ejemplares como Rubén Giustiniani. Su brillante trayectoria en el Senado y en todos los ámbitos en los que actuó, lo proyecta hoy en el escenario nacional como uno de los talentosos referentes de la nueva generación política. Giustiniani retoma la tradición ética y el coraje de legisladores como Lisandro de la Torre y actualiza el legado de los grandes referentes socialistas argentinos: Alfredo Palacios, Estévez Boedo, Alfredo Bravo.
Fernando Pino Solanas
Senador Nacional
POR admin
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