El referente de Proyecto Sur La Plata realiza un punzante análisis del contexto y responsables del saqueo a nuestro sistema ferroviario.
Cuando algunos como yo, que hemos vivido tantos años vinculados, directa e indirectamente – a los procesos sociales, políticos y económicos – por los que atravesamos los argentinos en los últimos cincuenta años, debemos transmitir parte de la mucha o poca experiencia que acumulamos; no quiere decir, que los que nos sigan deban adoptar nuestros modos de actuar. De ninguna manera. Pero seguramente, conocer la historia puede hacer más eficaces nuestras acciones del presente y darle más certeza al futuro.
Mi historia está directamente vinculada a las múltiples formas que adoptó el poder dominante para neutralizar el crecimiento y desarrollo de los pueblos, con Autonomía y Justicia Social.
En alguna época, la consigna “liberación o dependencia”, resumía con bastante identificación la cuestión que planteo en el párrafo anterior.
Los que nos identificamos con la construcción del “Proyecto Nacional” lo hacemos desde la defensa de los instrumentos necesarios para esa construcción. El destino quiso que yo – como tantos otros argentinos – estuviera vinculado a uno de los más importantes y necesarios para tal construcción: el Sistema Ferroviario Nacional.
Esta vivencia posibilitó conocer actores con responsabilidad sobre el ascenso o decadencia del Sistema Ferroviario Nacional. En todos los casos de decadencia se podían advertir tres categorías de personajes:
1.- Los responsables políticos.
2.- Los cómplices.
3.- Los facilitadores.
Interacción entre los tres actores y desarrollo de sus procedimientos
Generalmente la cosa se pone en marcha con una consigna de tinte ideológico que permite armar una estructura de interrelaciones entre los tres estamentos. Sobre esa consigna se empiezan a desarrollar acciones y procedimientos cuyos objetivos últimos y algo ocultos, es hacer negocios privados con el patrimonio público.
Cuando la dictadura militar lanzó la consigna “achicar el Estado es agrandar la Nación” alineó a los estamentos de la sociedad que calificaban como “liberales” y cultores del “mercado”. De ese conjunto se designaron los responsables políticos que eran los que habían profesado públicamente estas ideas y los de más confianza eran aquéllos que habían ejercido cargos en bancos, empresas multinacionales o consultoras de idéntica matriz.
Los cómplices por acción u omisión estaban reclutados en los primeros y segundos niveles de la burocracia estatal. Muchos de éstos se refugian en un supuesto apoliticismo disfrazado de “funciones técnicas”. De hecho, esto no existe.
Por último, los “facilitadores” son la fauna más abundante. Está compuesta por dirigentes institucionales y por una gran legión de “idiotas útiles”.
La característica más notable de estos personajes, es su capacidad camaleónica para servir a quien sea que tenga algo de poder, sin importar ideología, políticas y objetivos. Tal vez, este grupo sea el más dañino para el entorno donde accionan por el enmascaramiento de sus intenciones detrás de un escudo político muy versátil, como es el “peronismo”. Desde esa supuesta posición de inmunidad ideológica, argumentan confusamente las bondades de las cuestiones que le ordenan difundir sus mandantes. Evitan, por todos los medios, entrar en discusiones sobre cuestiones de fondo, porque no sabrían como se transmitiría su posible opinión a sus patrones circunstanciales.
Veamos qué pasa en la actualidad y en nuestro ámbito
Deseo centrarme en una expresión del ex Presidente Néstor Kirchner, que sintetizaba claramente el saqueo a que había sido sometido el Sistema Ferroviario Nacional.
“Con el Ferrocarril se ha cometido un genocidio”. Esto lo expresó públicamente en varias oportunidades en los años 2004/2005. Coherentes con nuestro apoyo a tales expresiones, le hicimos llegar en forma escrita, nuestra disposición a colaborar con la dilucidación de las circunstancias que permitieron tal “genocidio”, así como sus responsables, cómplices y facilitadores. Además señalábamos que esa denuncia pública hecha por la máxima autoridad de la Nación, implicaba un compromiso de investigación sobre tan grave cuestión.
Lamentablemente no hubo ninguna respuesta respecto al tema señalado.
El gatopardismo como elemento orientador de cómplices y facilitadores
En el caso de los Ferrocarriles, mientras se sucedían distintos anuncios sobre nuevos servicios de pasajeros y supuestas reactivaciones, el transcurso del tiempo y la realidad mostrada, hacía que todo quedara en anuncios y la destrucción y anarquización del patrimonio ferroviario seguía su curso. Mientras tanto, los grupos económicos concesionarios recibían cada vez más aportes del Gobierno y muchas obras se realizaban con escandalosos sobreprecios.
Esto alertó a muchos cómplices y facilitadores de la época menemista, que fueron alineando su discurso y accionar a estos nuevos responsables políticos.
Aquéllos que ejercemos una crítica constructiva – unos pocos, por cierto – sobre las decisiones de los gobiernos en materia ferroviaria, pasamos a ser mal vistos por estos “especímenes”. Evitan cuidadosamente entrar en un debate de ideas y propuestas, porque temen que se ponga en evidencia alguna opinión que moleste a sus “superiores”. Los más “ingenuos” (sic) plantean que ellos están para acatar “bajadas de línea”, aunque no estén de acuerdo. Usan también la muletilla que “es dañar al modelo (recordar a Martínez de Hoz)” realizar denuncias sobre notorios hechos de corrupción y anuncios no concretados.
Si actúan en una Organización Sindical, buscan padrinazgos, poniéndose a su servicio, para dividir y coludir a algunos dirigentes y afiliados con el “verso” de que tienen la llave con el “poder” para lograr la “felicidad de todos” y que no se consigue, porque hay “dirigentes opositores” al mandamás de turno, que no saben “negociar”. De hecho la palabra negociar, se emplea en estos casos, en toda su extensión.
La seudo fortaleza de estos especímenes es proporcional al beneficio material que esperan recibir por sus servicios.
Antídotos contra facilitadores perniciosos
* Actuar con principios de justicia social y solidaridad, con las causas y las personas que encarnan la denuncia contra el saqueo del patrimonio nacional.
* Tener un pensamiento crítico sobre las decisiones que nos afectan como Sociedad.
* Elaborar propuestas sobre temas estructurales que afectan al crecimiento y desarrollo de la Nación.
* Participar de actos donde se ratifican y se defienden estos principios, sin importar demasiado si hay algún “poder” que pueda sentirse “afectado”.
Pero el mayor “antídoto” contra estos individuos, se dio cuando la C.G.T. avaló en Parque Norte en 1992, la entrega menemista del Patrimonio Nacional y un grupo de dirigentes sindicales, pensamos que tal actitud clausuraba una dura etapa de violación de la riquísima epopeya de lucha y defensa del Proyecto Nacional, que encarnaron una larga lista de patriotas y constructores que jalonaron nuestra historia.
En Parque Norte se juntó lo más granado del trío que titula esta nota y como respuesta, se conformó el Congreso de los Trabajadores Argentinos que devino en la actual C.T.A. Esta Organización se basó en la recuperación de aquella historia gloriosa para continuar su proceso de construcción.
Por todo eso y mucho más, creo que si no somos capaces como argentinos, de identificar esta estructura perversa que tanto daña causa a los individuos y a las instituciones, se tendrá un futuro cada vez más incierto y preocupante para las nuevas generaciones.
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