El candidato a diputado nacional por la CABA de Proyecto Sur analiza el gran flagelo de la clase política argentina.
El concepto de corrupción más conocido es el que aplicamos a diversas actitudes de funcionarios de los gobiernos que hacen a la falta de transparencia en muchos de sus actos, especialmente los relacionados con la disposición de los fondos públicos. Como para bailar en el tango, se necesitan dos para producir un acto de corrupción: un corruptor y un corrompido. Por eso, la palabra co-rupción viene de rotura de una posición realizada entre dos.
Hay otro significado que tiene que ver con la degradación de los cuerpos, su putrefacción.
El primero es el que mas le interesa a la población, aunque no le preocupa a todas de la misma manera. Hay quien la ve como algo ya casi normal e inherente a todos los gobiernos. Esta actitud forma parte también del profundo individualismo, de la falta de solidaridad, ya que si se comprendiera que la corrupción se lleva la vida de muchos semejantes la visión cambiaría.
Si pensáramos que la corrupción, encarnada en inspectores municipales, funcionarios policiales, propietarios del local, se llevó la vida de 192 jóvenes en Cromagnon la veríamos de otro modo.
Los chicos de la escuela Ecos que murieron en el accidente ocurrido en Santa Fe cuando un camión colisionó contra el ómnibus en que viajaban también fueron víctimas de la corrupción, en este caso en la figura del conductor del camión alcoholizado.
Mas recientemente en el accidente del colectivo atropellado por un tren en Flores, con su resultado de 11 muertos y una cantidad no revelada de lisiados tiene también mucho que ver la corrupción, en este caso de funcionarios que deberían controlar y no controlan, empresas que deberían reparar y no lo hacen, chofer que arriesga su vida y la de otros por ganar minutos en su recorrido.
Y si nos vamos al otro lado del mundo, el desastre nuclear producido a raíz del terremoto en Japón que dejó menos muertos, pero que puso luz sobre los incumplimientos de la empresa propietaria en materia de seguridad.
Todos los casos mencionados la mayoría de los muertos fueron trabajadores, o en el caso de Cromagnon jóvenes que sólo buscaban un poco de diversión.
En general, se prefiere quedar en lo anecdótico o morboso del desastre en lugar de indagar en las causas profundas de los accidentes y su relación con actos de corrupción. La visión de Proyecto Sur es indagar en esas causas. La mayoría de la veces hay involucrados funcionarios y empresas.
La desmedida ambición de estas últimas hace que conviertan a las personas en mercaderías de su comercio. El negocio del espectáculo en Cromagnon, el de obtener el mayor beneficio en el caso de las empresas de trasporte o en el caso de las centrales nucleares de Japón hicieron que su ganancia fuera obtenida a cambio de la vida de inocentes.
La complicidad de los funcionarios que deberían controlar a cambio de la obtención de dinero fácil (coimas) es también una parte del problema.
Todo esto forma parte de la corrupción del cuerpo social contra la que estamos comprometidos a luchar para que nuestros ciudadanos no deban seguir llorando la pérdida de tantas vidas.
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