El líder de Proyecto Sur en su paso por Córdoba fue entrevistado por La Voz del interior y cuestionó la intolerancia del Gobierno nacional.
Fernando “Pino” Solanas, el diputado nacional líder de Proyecto Sur, volverá a dar pelea, el año que viene, como candidato a senador nacional por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Está convencido de que en la elección legislativa del año que viene, los argentinos le pondrán un límite al Gobierno nacional, “por su intolerancia, por las mentiras y la corrupción”.
De paso por Córdoba, dialogó con este diario y hasta opinó del episodio entre el gobernador José Manuel de la Sota y la ministra de Industria de la Nación, Débora Giorgi.
–¿Cómo vio la manifestación del 8-N? ¿Coincide con la visión de que sólo fue un enojo de la clase media?
–Fue una manifestación de bronca enormemente heterogénea y masiva. Bronca contra el engaño, contra la mentira, contra el verso de que se puede vivir con 13 pesos por día, contra la inflación. Bronca contra los abusos o brotes autoritarios de este Gobierno por querer llevarse por delante las instituciones. Bronca contra el armado de maniobras judiciales para tapar la corrupción. Contra todo eso salió la gente. Pero, como le digo, en esa marea humana había de todo: trabajadores, amas de casa, estudiantes, empleados de distintos niveles, comerciantes. Y todos estaban unidos por la protesta, fue una marea humana muy heterogénea.
–Sin embargo, el Gobierno nacional no lo reconoce como un reclamo válido.
–Ese es otro de los errores que ha cometido este Gobierno. Es responsable del secuestro de la libertad. Ningún gobierno desde la dictadura emprendió acciones para recuperar la jurisdicción de la Argentina, que en todos los contratos de deuda están delegados en los tribunales de Nueva York o de Londres. A eso hay que sumarle lo del Ciadi (tribunal arbitral del Banco Mundial). ¿Por qué no salió del Ciadi como hizo Brasil, este Gobierno que se dice progresista? ¿Qué hizo este Gobierno para denunciar los 50 y tantos tratados de reciprocidad de inversiones que son verdaderos tratados del coloniaje, que les dan a las empresas multinacionales y a los bancos extranjeros el mismo estatus que a las empresas argentinas y terminan siendo los que se benefician con el crédito público en lugar de las Pyme locales? Es decir, no hay plena libertad, hay doble discurso y la gente está cansada de que le mientan.
–¿Cómo le parece que debe hacer la oposición para darle cauce a esa marea que menciona y a sus reclamos?
–La oposición tiene que sacar conclusiones y ver cómo se para ante el cambio que necesita el país. Las elecciones del año que viene no son ejecutivas. Entonces cada distrito arma su propio guiso. Es cierto que las elecciones de medio tiempo siempre han sido en Argentina el contrapeso de las ejecutivas. En lo que concierne a nosotros, a Proyecto Sur, vamos a trabajar por un frente con todas las fuerzas políticas amigas, como hicimos el año pasado, cuando yo fui candidato a jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y me acompañaron varios partidos, casi todos que están en el Frente Amplio Progresista (FAP).
–Sin embargo, pareciera que el FAP que lidera Hermes Binner hoy está más ?cerca de un acuerdo con el radicalismo. ¿Cómo ?lo ve?
–Tenemos conversaciones con ellos. En realidad el FAP es una federación de partidos que en Buenos Aires no está como tal. En algunos lugares los partidos que lo conforman se han opuesto a una eventual alianza con los radicales. Nosotros tenemos una muy buena relación con los partidos que conforman el FAP. En diciembre vamos a discutir nuestra política de alianzas.
–¿Cree posible que se genere una alternativa real al kirchnerismo sin conformar una alianza?
–A la Argentina no la cambia un solo partido político. No la cambian ni el radicalismo solo, ni los socialistas solos. Hoy estamos viviendo el declive del Justicialismo porque está muy dividido. Hoy la crisis atraviesa a todas las fuerzas. ¿Qué pasa, por ejemplo, en la Coalición Cívica? ¿Dónde está Lilita Carrió que es la que tiene los votos? Está sola. La crisis está en todos lados. Incluso en el Justicialismo. Fíjese lo que pasó con (José Manuel) De la Sota y (la ministra de Industria Débora) Giorgi, que se cruzaron y salieron todos a chumbarle desde Buenos Aires, por un tema absolutamente menor.
–¿Vio lo que ocurrió?
–Lo que pasó es grotesco, es patético. Eso demuestra la intolerancia del Frente para la Victoria, que están encerrados en un sectarismo suicida que no toleran críticas de nada. Encima Débora Giorgi, quien fue la que le puso la firma, cuando ?era secretaria nacional de Industria del Gobierno de Fernando De la Rúa, a la cesión por 10 años más para Repsol, del yacimiento de Loma la Lata, el principal yacimiento de gas del país. Es una de las ministras más desprestigiadas. ¿Qué ha hecho por la industria nacional? Aquí no se ha construido un solo vagón, un avión, un kilómetro de vías.
–Pero se enojó mucho con De la Sota que en su discurso había logrado la adhesión de los trabajadores de Renault por cuestionar el Impuesto a las Ganancias...
–Usted tendrá más memoria que yo sobre la historia cordobesa, pero De la Sota acompañó toda la aventura de Menem que nos ha costado carísimo. Todavía está muerta el Área Material Córdoba, es una vergüenza y De la Sota no abrió la boca cuando el gobierno kirchnerista compró 20 aviones llave en mano a Brasil, pagándolos por compra directa a un 15 por ciento más de su precio, y sin exigir que se construyera aunque sea parte de ellos en Córdoba, para dar trabajo. Hagamos historia. Tampoco lo vimos protestar a De la Sota cuando Menem se les entregó a los americanos. Son las piruetas de la política que tenemos que advertir si queremos crecer.
–Me parece que no lo ve como candidato presidencial...
–Mire: la Argentina necesita un proyecto estratégico en serio y ninguno de estos lo tiene. Si uno pone la lupa sobre lo que hicieron en los últimos 15 años, avalaron todo. Argentina se ha degradado tanto que es una republiqueta neocolonial. No es exagerado. Estamos sometidos a un dominio neocolonial. Va a costar mucho salir de esto.
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