Columna de opinión de la candidata a diputada nacional por UNEN sobre el presupuesto 2014.
Parafraseando a John William Cooke, la deuda pública es el hecho maldito de la Argentina de las últimas décadas; el atentado más brutal contra la soberanía nacional y el bienestar social; la evidencia más dolorosa de una subordinación neocolonial y de un gigantesco saqueo, que las fuerzas políticas mayoritarias no están dispuestas a revertir.El supuesto básico es que nuestro país debe "honrar su deuda" para recibir el respeto de los grandes poderes del mundo; toda pretensión de investigar la legitimidad de esa deuda, se considera un atropello inaceptable a la honestidad de los acreedores.
No importa que a través de sucesivas renegociaciones, canjes, megacanjes, falsos desendeudamientos y similares, por los 45.000 millones de dólares de 1982 -que ya conformaban una deuda odiosa y fraudulenta- se hayan pagado en veinte años 391.907 millones de dólares y todavía se sigan debiendo 208.464 millones. Sin contar lo aportado por la entrega del patrimonio público y las rentas correspondientes, con las privatizaciones de los 90'.
Este supuesto se manifiesta una vez más en las cifras del presupuesto nacional para el 2014. Guiados por los datos del INDEC, los economistas-dibujantes del oficialismo estiman una inflación imaginaria del 9.9% para el año y, a partir de allí, establecen un incremento presupuestario del 19.2%; lo cual supondría el aumento de un 10% real en los gastos del Estado.
No obstante, si se acepta que la inflación se acerca más a los datos brindados por las estadísticas provinciales y los cálculos de diferentes consultoras, que rondaría un 25% o más, nos enfrentamos de hecho a un ajuste fiscal. Las áreas más afectadas son las de salud y de educación y cultura, cuyo crecimiento del 11% en pesos moneda nacional, equivale a un ajuste del 14%.
Una situación similar se plantea con referencia a la seguridad interior: la creciente presencia del narcotráfico -entre otras expresiones del crimen organizado- que nos ubica como el segundo consumidor de América después de Estados Unidos y el tercer exportador mundial de cocaína, indicaría la pertinencia de aumentar sensiblemente los montos destinados a afrontar este flagelo, tanto en lo referido a inversiones en equipamiento como a la jerarquización de las fuerzas de seguridad en términos de salarios, luego de la necesaria decantación de esas instituciones a fin de erradicar corrupción y complicidades.
Pero no, la partida destinada a este sector crece en un 6.6% respecto del año anterior, con un ajuste de hecho que se acerca al 20%: una gran noticia para los "buenos muchachos" de la blanca. Otra gran noticia para los "buenos muchachos" acreedores externos, es que el pago de la deuda pública se incrementa en un 73%. Pero como no van a existir fondos legítimos provenientes del superávit, esos 12.000 millones de dólares previstos serán retirados una vez más del ANSES o del Banco Central a cambio de bonos que seguramente pagará Dios: los 500.000 juicios de jubilados por mala liquidación de haberes pueden esperar, porque la prioridad absoluta, el supuesto básico del gobierno es "honrar la deuda", reforzando el heroico papel de "pagador serial". MCP WS SMB (*) Candidata a diputada nacional por UNEN.
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