Los aportes del frente liderado por Fernando “Pino” Solanas y Elisa Carrió siguen presentes y de seguro fijarán agenda en los años y elecciones por venir.
Desbordada por una crisis de representación que alcanza a todos los partidos nacionales por igual, y que lesiona de manera progresiva la legitimidad de nuestro sistema político, en 2013 la democracia argentina halló en la propuesta de UNEN en la Ciudad de Buenos Aires un revulsivo al desencanto y la resignación. Tanto es así que no hubo, entre periodistas, políticos, referentes de la cultura o líderes sindicales, quienes no elogiasen la generosa y amplia construcción que de la mano del flamante Presidente de UNEN, Fernando “Pino” Solanas, logró un extraordinario triunfo en las PASO, alzándose con un holgado segundo lugar en las elecciones generales de octubre pasado. En el más absoluto aislamiento quedaron quienes sabotearon dicha opción promoviendo un iluminismo cerril que pareciera desconocer los padecimientos de nuestro pueblo, y que muy poco tiene que ver con la mejor tradición nacional, popular y democrática de la Argentina.Los logros de UNEN son múltiples, y estuvieron motivados por un altísimo sentido de la responsabilidad respecto de los dramáticos tiempos que corren en nuestro país. De muy poco hubiera servido recluirse en un purismo por demás anacrónico e inconducente, desactivando las posibilidades de un frente que viene marcando la agenda pública con fundadas y más que pertinentes propuestas y denuncias en torno a la crisis energética, el narcotráfico, la degradación de la República y sus instituciones, el cuidado del ambiente, la macrocorrupción asociada a transnacionales como Chevron o Repsol y la mafiosidad en el más alto nivel de la política nacional. La audiencia concedida por el Papa Francisco al Senador Fernando “Pino” Solanas para tratar temas sociales y ambientales, de repercusión mundial tanto a nivel político como eclesial, demuestra a las claras el alcance del acontecimiento.
La transparencia de una metodología electoral que logró armonizar diferencias, y que dio un mensaje esperanzador de ética y tolerancia contra el sectarismo, resultó ser, por otra parte, toda una bocanada de aire fresco que la ciudadanía porteña, harta de las polarizaciones, internismos y anatemas falaces del kirchnerismo, agradeció con el acompañamiento y el voto. El gesto, de una u otra manera, se comprendió, e incluso logró trascender las fronteras de la Capital Federal hacia otras provincias y ciudades donde se espera una alternativa semejante. Porque los años por venir encontrarán al gobierno nacional en retirada y con mínimas posibilidades electorales, y la más que probable inestabilidad política que atravesará nuestro país va a requerir de una gran prudencia y capacidad de concertación como la que manifestó UNEN el año pasado. El contexto que se avecina poco tendrá que ver con la parcial estabilidad de la última década. Por ello, una vez caído a pedazos el “relato”, será fundamental profundizar el diálogo y refrendar el espíritu de “unidad en la diversidad” que ha sostenido el frente liderado por Solanas y Carrió.
En la reciente reunión en que fueron elegidas las autoridades de UNEN, el espacio ha comenzado a debatir, en vistas del año legislativo que está por comenzar, el proyecto nacional que necesitamos para emanciparnos de la postración social, política y cultural a que nos han conducido tantos años de administraciones erráticas que han privilegiado el sostenimiento en el poder, postergando la puesta en marcha de una estrategia nacional capaz de satisfacer los anhelos y las necesidades de nuestro pueblo. Es evidente que, sin haber una fuerza política capaz de gobernar en soledad en la Argentina, en el futuro será preciso seguir tendiendo puentes con el arduo trabajo de plantearle a la ciudadanía la necesidad de gobernar con la verdad, poniendo el eje en la ética pública y la defensa irrestricta de los intereses de la Nación. Es difícil predecir el futuro, pero hay algo que comienza a quedar claro: UNEN y sus máximos referentes serán protagonistas en las elecciones de 2015.
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