Compartimos el video y discurso del senador nacional de Proyecto Sur-UNEN sobre la ley "Argentina Digital".
Bueno, proyecto importante, proyecto necesario, pero lamentablemente estamos de nuevo ante oportunidades perdidas. El para qué de una ley.
¿Vamos a garantizar con esta ley mayor apertura y mayor acceso a la pluralidad y a la calidad de la información?¿Qué experiencias rescatamos de los grandes debates de la ley de medios?¿A dónde nos llevó la ley de medios? Los nobles objetivos que la inspiraron quedaron por el camino. Hay un gran grupo oficial y uno o dos grupos privados y la información está repartida entre ellos. Todo esto tiene que ver con una vocación poco democrática. Entendámoslo bien. Acá no está la vocación de defender el derecho a la pluralidad, a la información objetiva veraz y oportuna que tienen los ciudadanos.
Vivimos en un país en donde se enseñorea el secretismo, en donde no hay acceso a la información pública y en grandes asuntos de Estado. Yo comparto las observaciones que mi colega, el senador Garramuño, hizo hace unos instantes, y me pregunto por qué detrás de tantas buenas intenciones salimos a defender los intereses de un grupo lamentable en la historia argentina contemporánea como lo es Telefónica de España.
¿Cómo es posible? ¿Cómo es posible que esta ley ponga el acento en la concentración monopólica y tengamos miedo de enfrentar a las corporaciones de la información? Lo que acá está en disputa es el control de las autopistas de la información. Lo que acá está en disputa y lo que viene es el 4G, a través de lo cual los teléfonos celulares terminarán reemplazando a los servicios de televisión y a todos los aparatos que tenemos. Entonces, ¿esto está abriendo nuevas redes? No; esto está concentrando. ¿Y cómo es posible que le regalemos a Telefónica de España semejante negocio? Por eso, detrás de las buenas intenciones acá hay un gran negocio, gigantesco. La senadora Morandini decía que es un negocio de 12.000 millones de dólares, y le quiero decir que está más cerca de los 13.000, senadora.
Esto es enorme. La defensa de las pymes es muy relativa. La defensa de las identidades culturales es muy relativa, señor presidente. La ley de medios no cumplió con ninguno de los objetivos de la defensa de las identidades culturales. No cumplió con ninguno de sus artículos de amparo al cine nacional. Señor presidente: en política, en arte y en comunicación la imagen, una foto, es mucho más importante que a lo mejor una página de un artículo. Una foto, una imagen, lo dice todo, porque está la parte gestual; y cuando a eso se le suma la emoción todo cambia, es distinto verlo que leerlo. Por eso el mundo avanza hacia el dominio de la imagen, y nosotros regalamos la concentración de la imagen en tres grandes monopolios. ¿Dónde están las vocaciones nacionales de reconstruir nuestro poder de decisión y la cultura?Fue vergonzosa la privatización de ENTel.
Hace poco lo veía a Menem; hasta los postes vendió de ENTel en los momentos de la revolución comunicacional mundial. Este pueblo y este país, la Argentina, son grandes por el talento que tiene la Argentina: talento en ciencia, en técnica, en lenguajes, en artes. Señor presidente: en política, en arte y en comunicación la imagen, una foto, es mucho más importante que a lo mejor una página de un artículo. Una foto, una imagen, lo dice todo, porque está la parte gestual; y cuando a eso se le suma la emoción todo cambia, es distinto verlo que leerlo.
Por eso el mundo avanza hacia el dominio de la imagen, y nosotros regalamos la concentración de la imagen en tres grandes monopolios. ¿Dónde están las vocaciones nacionales de reconstruir nuestro poder de decisión y lacultura? Fue vergonzosa la privatización de ENTel. Hace poco lo veía a Menem; hasta los postes vendió de ENTel en los momentos de la revolución comunicacional mundial. Este pueblo y este país, la Argentina, son grandes por el talento que tiene la Argentina: talento en ciencia, en técnica, en lenguajes, en artes. Seguramente habrá senadores que sienten esta ley como un gran avance, pero no es un gran avance, señor presidente. Yo he tenido la suerte y el honor de haber sido convocado en los años ‘90 a un gran debate, quizás al mayor debate cultural de la década en Europa, que fue el de la reforma del sistema televisivo y audiovisual que terminó en la ley llamada “Televisión sin fronteras”.
Yo fui el único invitado de América Latina a participar en el debate de las varias comisiones que lo trataron. Se debatió durante varios años, participaron todos los sindicatos de la información, y como consecuencia de eso –yo era diputado– organicé dos grandes debates acá, en la Cámara de Diputados: el primero en el año 1996, con diputados de América Latina, y el segundo en 1997, al cual vinieron la presidenta de la comisión de comunicación y cultura del parlamento europeo: Luciana Castellina, y los dos presidentes de los sindicatos europeos más grandes de la industria audiovisual: Costa Gavras y Bertrand Tavernier. Iniciamos ese debate y yo presenté dos proyectos de telecomunicación. El corazón estaba en asegurar la democratización del espacio. Veíamos venir la verdadera revolución técnica que se iba a producir. ¿Y cuál es el corazón de esa democratización? Es la autoridad de aplicación, señor presidente. Cuando yo digo que esta ley no es democrática, como no lo es la ley de medios… Si este es el espacio mayor contemporáneo de la cultura, de la información, del entretenimiento y del espectáculo, es un poder mayúsculo, porque resume todo esto; por lo tanto, no puede estar en manos del Poder Ejecutivo con uno o dos representantes de la oposición como adorno de la torta.
En todos los grandes países hay una autoridad de aplicación surgida por un concurso público de oposición y antecedentes con los mejores y un consejo de varias decenas, un complejo que cumple el rol de fiscalización de la pluralidad de la información. Cuando habla3 minutos alguien de tal fuerza política los otros dos también hablan 3 minutos. Un consejo en donde están todas las organizaciones sociales, los partidos políticos, las iglesias y los sindicatos, con capacidad de desplazar a alguno de los miembros del Ejecutivo si no cumplen con la objetividad que establece la ley. Entonces, señor presidente, yo podría hablar un rato largo porque conozco el tema. En el año 1994, siendo convencional constituyente, yo introduje en la Constitución Nacional la cláusula de cultura en el artículo 75, inciso 19, la cual dice que el Congreso Nacional deberá velar no sólo por la libertad de expresión que se menciona en los otros artículos sino también por la defensa del espacio audiovisual.
Es decir que es un tema que está en la vida y en el corazón de nuestras sociedades. El televisor y este sistema son más importantes que la escuela. El niño pasa más horas frente al televisor que en la escuela. Voy a terminar dando dos o tres ejemplos concretos que me preocupan. Uno de ellos es el de las tarifas. Aquí hay una trampa. En el artículo 50 del proyecto dice que los licenciatarios de los servicios TIC deberán abonar los derechos de aranceles radioeléctricos para cada una de las estaciones o sistemas, y que esos derechos serán determinados por la autoridad de aplicación. La trampa jurídica es que se denomina “arancel” lo que en realidad es un impuesto, por tratarse del pago por el uso de una licencia. Y, siendo un impuesto, el proyecto debería entrar por la Cámara de Diputados, porque así lo impone la Constitución Nacional. En la ley de medios lo que pagan los licenciatarios es un impuesto, señor presidente. La otra cosa que quiero señalar es que el artículo 48 dice que los licenciatarios deservicios de TIC fijarán libremente sus precios, que deberán ser justos y razonables, y tender a la prestación eficiente y a un margen razonable de operación. También dice que las tarifas de los servicios públicos esenciales y estratégicos de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones en competencia, las de los prestados en función del Servicio Universal y de aquellos que determine la Autoridad de aplicación, podrán ser reguladas por ella.
Quiero decir que con este artículo, la telefonía fija deja de ser considerada servicio público, pasa a ser un servicio público en competencia y, por lo tanto, pueden fijar libremente sus tarifas. Actualmente, una llamada de un teléfono fijo a un celular tiene un costo de usuario de 30 centavos por minuto y una llamada de un teléfono celular a otro tiene un costo para el usuario de 3 pesos el minuto. Por último, defender realmente al usuario y defender al sector social menos favorecidode la sociedad es haber declarado, y esta era una oportunidad, la telefonía celular como unservicio público, para que la tarifa sea regulada por servicio público. Termino diciendo que elotro castigado en este proyecto de ley, que no se sabe cómo lo van a resolver, tiene que vercon la reforma del Fondo de Cinematografía que impulsamos. Reforma de la Ley de Cine que impulsamos en 1996 en la Cámara de Diputados que determinó que el 25 por ciento de lo producido, del canon que pagaban las radios y televisoras al Comfer en aquellos tiempos, pasaba a engrosar el Fondo de Fomento Cinematográfico, lo que permitió una estampida de la producción cinematográfica argentina.
Ahora, no se sabe quién va a pagar y cómo van a pagar esto. Por otra parte, el artículo 9° dice que las licencias constituyen un espacio dentro del género de las TIC. Cabe preguntarse si en razón de que deberán abonar el derecho de aranceles radioeléctricos para cada una de las estaciones o sistemas, y como en nuestro país no puede existir una doble imposición por el mismo derecho, los canales de cable de las telefónicas podrán abstenerse de pagar lo que los otros canales pagan al Afsca por sus licencias. Sumas que parcialmente se destinan: 25 por ciento al Instituto de Cine, 10 por ciento al Instituto Nacional de Teatro y 20 por ciento al Canal 7. Todo esto es una nebulosa y no sabemos qué es lo que va a pasar. En definitiva, es lamentable que ante una ocasión extraordinaria para haber avanzado en defensa de los derechos de la pluralidad y de la información objetiva, veraz y oportuna que este pueblo culto necesita, no lo logremos con este proyecto de ley.
Y también es lamentable la falta de diálogo. He escuchado aquí muchas veces “Sí, todo lo que se dijo…”. Sí, pero de todo lo que se dijo, en realidad, el oficialismo escucha poco. Muy poco escucha, como es muy poco democrático este Congreso Nacional. Presenté 26 proyectos de ley este año, construido con organizaciones sociales de cada uno de los temas, y ninguno fue discutido en ninguna comisión. Acá se discute solo lo que la mayoría automática quiere. Esta es una vergüenza y hay que democratizar en serio el Congreso Nacional.
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