En su N°11, el InfoSUR impreso, sale con un crónica detallada del triunfo de UNEN. Descargar en versión PDF.
En el número anterior de InfoSur, publicado antes de la inscripción electoral de UNEN y de la lista COALICIÓN SUR que -en definitiva- se impuso en ese frente a través de las PASO, desarrollamos las razones del tipo y extensión de la política de alianzas que PROYECTO SUR venía promoviendo. Por un lado, a modo de contestación a las críticas de aquellos agrupamientos que nos habían acompañado en el pasado, pero que en esta ocasión decidieron apartarse con motivo de su rechazo al acuerdo con la Coalición Cívica; y por el otro, ante la obligación de dar respuesta a las dudas e inquietudes de los propios compañeros y afiliados que, consustanciados con nuestras causas fundantes, podían suponer cierto abandono de las mismas al ver a Pino junto a Carrió.
Afirmábamos allí, bajo el título de “Los hermanos sean unidos, porque ésa es la ley primera…”, la necesidad de construir la confluencia multipartidaria más amplia que pudiéramos en la CABA, priorizando las coincidencias por encima de las diferencias, en atención a los reclamos de unidad de la oposición de gran parte de la ciudadanía, y ante la inmejorable oportunidad que se nos presentaba de ganarle tanto al FPV como al PRO. Y, además, que para ello no íbamos -ni hacía falta- a renunciar a ninguno de nuestros principios ideológicos fundamentales, como lo prueba el compromiso público de los diez puntos programáticos que firmaron los candidatos de COALICIÓN SUR durante la campaña y que se reproducen en la página siguiente.
Los resultados de las PASO nos dieron ampliamente la razón. No sólo porque la lista más votada de UNEN fue la que encabezaban Pino Solanas y Lilita Carrió, sino también -y primordialmente- porque, sumados sus cuatro componentes, UNEN efectivamente ganó en la Ciudad de Buenos Aires, relegando al segundo lugar al PRO, que se creía imbatible.
Ya se sabía que el kirchnerismo se encaminaba al fracaso en el distrito, lo que en esta oportunidad no se distinguió de la derrota general que sufrió en el resto del país con motivo del tremendo hartazgo que ha provocado en la mayor parte de la población. Su suerte final está echada y hacia el 2015 no hay fallecimiento en el seno de la familia “real” que lo salve. Ahora bien, que el partido de Macri quedara por debajo de la línea de UNEN, si bien ajustado en senadores y con mayor diferencia en diputados, fue sin ningún lugar a dudas una de las notas más salientes de la jornada. Sólo superada en importancia por la victoria -híper fogoneada- de Massa en la Provincia de Buenos Aires, pero muy por encima de las esperadas performances de Cobos en Mendoza y Binner en Santa Fe.
Ese carácter -trascendental- de la elección porteña, que abre las puertas a su ratificación en octubre y, por consiguiente, a la posibilidad cierta de reconfigurar el escenario político local (y por qué no el nacional desde esta plataforma territorial) fue, y mucho más de lo que podíamos avizorar, objeto de un incesante y fortísimo operativo de ocultamiento y distorsión informativa durante las primeras horas de la noche del domingo 11 de agosto. Los grandes medios se empecinaron en resaltar la colocación personal de los candidatos y no el de los partidos y frentes electorales por los que competían. De tal forma que en el rubro de senadores la ganadora era Michetti, el segundo Filmus y tercero Solanas, seguido por Terragno. Lo mismo sucedía con la de diputados: primero Bergman, segundo Cabandié y tercera Carrió, seguida por Lousteau. Así leído, había vuelto a ganar el PRO y nuevamente resultaba segundo el FPV. Terceros, tanto Pino como Lilita, ocultando que los votos de ellos dos eran sólo una parte de los de UNEN.
Los “grafs” televisivos, armados de esa manera, eran la última prueba de una estrategia comunicacional que recorrió toda la campaña:
- desconocer a UNEN como un mismo espacio, tratándolo de rejunte y exagerando los cortocircuitos que naturalmente pudieran existir entre los referentes de las diferentes listas (en especial, luego del programa de Grondona, donde Lilita empezó a “calentar” el debate que se venía en A2V de TN);
- invisibilizar o, al menos, minimizar hasta donde pudieran la figura de Pino;
- separar a Carrió de Pino, promoviendo el corte de boleta (hasta el punto de que el sábado inmediatamente anterior a la elección y el mismo domingo, los diarios de mayor tirada venían con un manual muy didáctico para saber cómo usar la “tijerita”).
Pero ni bien entrado el lunes siguiente a la elección ya no había cómo disimular la realidad y, a plena luz del día, quedaba totalmente expuesta la tremenda herida del macrismo y la inocultable “mishiadura” del kirchnerismo, demostrando que habíamos estado en lo cierto cuando nos planteamos que era posible, y no una mera quimera, ganar en la Ciudad de Buenos Aires.
Se pudo ganar, a pesar de la puesta en marcha de la tremenda maquinaria propagandística del PRO (innumerables spots de gestión por radio y tv, “chiquicientos” avisos espectaculares en los frentes de edificios y carteleras múltiples de punta a punta en toda la ciudad) y el correspondiente corte de cintas de última hora (el más rimbombante fue el del METROBUS de la 9 de Julio), en consonancia con una administración municipal que se destaca, más que nada, por “amarillear” escenográficamente todo lo que puede; y donde tampoco se quedó atrás su contendiente dilecto, el FPV, que siempre le hace de partenaire, pero que esta vez (a diferencia de todo lo que pusieron en la disputa de la Jefatura de Gobierno del 2011) estuvo mucho más concentrado en tratar de revertir su tragicómico destino en la llamada “madre de todas las batallas”, la Provincia de Buenos Aires.
Se pudo ganar, a pesar de las diatribas por “izquierda”, que intentaron infructuosamente de socavar la trayectoria política y la coherencia ideológica de Pino; apuntando a profundizar y explotar las contradicciones de todos aquellos que se ensimismaron al verlo junto a Carrió y no terminan de comprender que el tiempo histórico que nos toca vivir, con una Argentina entrampada entre los traumas del pasado y su escasa visión de futuro, reclama la suficiente dosis de audacia y apertura para conjugar una nueva síntesis política que logre amalgamar a los más honestos y lúcidos dirigentes políticos que todavía quedan, para posibilitar un proceso de cambio estructural a favor de los intereses nacionales y el mejoramiento sustancial de las condiciones de vida de las mayorías populares.
Se pudo ganar, a pesar de que por “derecha” intentaron apropiarse de las multitudinarias marchas del 8N y 18A protagonizadas -especialmente- por las clases medias, para ponerlas al servicio de un recambio “gatopardista” del régimen político, social y cultural dominante; a partir de la crítica superficial a la crispación, la confrontación y la falta de diálogo del kirchnerismo, buscando encubrir y disfrazar de “oposición” a algo que -en el fondo- se le diferencia en nada o muy poco. A qué se debe, si no, la innegable ausencia de definiciones en el orden de los grandes problemas nacionales y sus correspondientes propuestas de solución en los más afamados portavoces del “cambio” de cara al 2015. A propósito, Beatriz Sarlo (de quien nadie podría sospechar ningún izquierdismo dogmático) fue muy sagaz e impiadosa cuando se refirió a ese fenómeno que nos es nada nuevo, pero no por ello menos funcional al mantenimiento de una Argentina pobre, material y espiritualmente.
Se pudo ganar, a pesar de la angustiante escasez de recursos materiales y humanos para la campaña. Por lejos, las menor cantidad de dinero gastado por voto conseguido. Sin estructura ni grandes aparatos, sin clientelismo, ni “jornales” para fiscales. Todo a base del reconocimiento público de Pino y Lilita, como de otros referentes de UNEN, un genuino y denodado trabajo militante, y la colaboración activa de innumerables vecinas y vecinos de la Ciudad que confiaron en esta propuesta.
Pero se pudo ganar, fundamentalmente, porque no nos encerramos en nosotros mismos, al calor de las propias certezas y las diferencias con los otros, asumiendo los riesgos de ir al encuentro con lo distinto, lo desconocido, y por qué no lo por siempre sospechado; porque elevamos la mirada y la sacamos del ombligo, sobrepasando la altura necesaria para poder ver el futuro y saber que no depende de nosotros solos, sino de nosotros y otros tantos…De la pluma de Mario Mazzitelli, querido compañero del Partido Socialista Auténtico, se desprendió gran parte del último párrafo del documento firmado el 22 de abril junto a ellos, la Coalición Cívica y el Partido Socialista, entre otros, y por el que dimos inicio formal al proceso de articulación del frente electoral que terminó convirtiéndose en lo que hoy se conoce como UNEN y que, para finalizar, paso a compartir: “Nada podremos hacer en soledad. La unidad será la fuente de nuestra fuerza. Unidad con contenido. Con programa, con potencia electoral, con equipo, con voluntad para gobernar e iniciar el tiempo de cambio que esta Democracia adeuda después de tres décadas de subordinación al orden imperante, que ha degradado a niveles impensados -al momento de su recuperación- las condiciones de vida de la gran mayoría del Pueblo Argentino. De ahí es que no nos sentimos en capacidad de rechazar sino, a quienes por sus vínculos con las estructuras corruptas del pasado, podrían poner en riesgo este nuevo espacio y, por eso, llamamos a la Unidad más amplia en función de una genuina vocación. Manteniendo las puertas siempre abiertas para quienes sientan el deseo de acompañar esta convocatoria”.
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