Pasar a la Nación los centros clandestinos y los edificios de la ex ESMA que estaban bajo la gestión IEM es atentar contra la memoria.
El reciente convenio firmado por Macri y Capitanich, a instancias del Secretario de la Presidencia Oscar Parrilli y el sector camporista que controla la Secretaría de DDHH de la Nación, atenta contra la memoria. Su objetivo es pasar a la Nación los centros clandestinos y los edificios de la ex ESMA que estaban bajo la gestión del Instituto Espacio para la Memoria (IEM), una institución autónoma y autárquica de la CABA que ha impulsado desde la perspectiva de militantes históricos de DDHH las políticas de memoria, Verdad y Justicia.
Esta decisión busca banalizar el Terrorismo de Estado y se inscribe en el camino iniciado con la aprobación de la Ley Antiterrorista, la base estadounidense en Resistencia, el Proyecto X y la designación de Milani como Jefe del Ejército.
A su vez, para Macri la entrega del IEM tiene un doble beneficio: ahorra el presupuesto que destinaba al Instituto y Nicolás Caputo gana una licitación por $90.4 millones para levantar en el predio de la ESMA un Museo sobre Malvinas.
Mediante este convenio los sitios de memoria quedan irresponsablemente en manos de quien gane las elecciones del 2015, quebrando la tradición del IEM que pudo gestionar autónomamente las políticas de memoria, desde la perspectiva de militantes históricos de DDHH y con independencia de la orientación de los sucesivos gobiernos de la CABA.
El Casino de Oficiales de la ex ESMA ha sido lugar de torturas, asesinatos, violaciones, robos de bebés y otras aberraciones; además, este edificio continúa siendo considerado como base de pruebas en los juicios a los genocidas. La propuesta de algunos sectores de “poner vida donde hubo muerte” elude reconocer que en la ESMA no solamente hubo muerte, sino acciones deshumanizantes llevadas al extremo, que no pueden ser banalizadas.
El proyecto del museo electrónico impulsado por Parrilli en el Casino de Oficiales a ser inaugurado por Cristina el próximo 24 de marzo se inscribe en esas intenciones, contrariando el consenso de la mayoría de los organismos de DDHH -y en particular de los sobrevivientes- acerca de que ese edificio no debe intervenirse con un museo “electrónico”, para convertirlo en “Tecnópolis de la Memoria”.
El más destacado integrante del Consejo Directivo del IEM es Adolfo Pérez Esquivel: el contraste de su trayectoria de vida con la de Oscar Parrilli permite evaluar la autoridad moral de uno y otro ante el tema de DDHH.
En tanto integrante del bloque menemista de diputados en 1989-1993, Parrilli fue un cómplice de los indultos y actuó como miembro informante de las privatizaciones de Gas del Estado, YPF, ferrocarriles y los fondos de pensión que crearon las AFJP.
¿Quién debe orientar las políticas de Memoria, Verdad y Justicia: Parrilli o Pérez Esquivel?
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