El pueblo, que más sabe por pueblo que por viejo, sabrá bien qué hacer con Vetos, Decretos y Venganzas de clase. Y la traición a la patria será no sumarse a esa lucha.
Qué es postkirchnerismo, dices mientras clamas, que de la patria sería traición; postkirchnerismo ¿y tu te lo preguntas? Postkirchnerismo… eres tú!”
(aforismo implicado becqueriano)
ASESINATO DE PATRICIO BARROS EN LA U46 . Patricio Jonathan Barros Cisnero fue asesinado por Silva, Benítez, Maciel, "El Gallego", Luna y Chaparro, entre otros guardias y oficiales que le quitaron la vida a golpes, recientemente, delante de una veintena de testigos vengándose de la denuncia realizada por el hermano en la Unidad 45 porque lo sacaban a robar meses atrás. El sábado próximo en la puerta del complejo carcelario San Martín sobre la Autopista del Buen Aire a las 8 hs. los familiares y organizaciones sociales estarán reclamando justicia y basta de impunidad penitenciaria y asesinatos en las cárceles de la muerte del alcalde mayor Casal, Scioli y Cristina Fernández, ya que el plan de represión y muerte se extiende a lo largo y ancho del país y es la política destinada a los hijos más vulnerables del pueblo por el gobierno campeón verbal de la defensa de los derechos humanos. Uno de los testigos fue Gisela, mujer de Patricio, embarazada de ocho meses. (Agencia Rodolfo Walsh)
(APe).- Para la derecha, todo lo legal es legítimo. Es decir: si la Ley lo autoriza no hay nada que debatir. Para la derecha, que la Ley lo autorice es sinónimo de que lo obliga. O sea: nada para discutir. Cuál es el criterio de razonabilidad, de oportunidad, de un mínimo análisis de cuáles son los intereses que se defienden y cuales los derechos que se avasallan. Nada de eso importa. La letra fría de la Ley, que en caso de ser necesario volverá a entrar con sangre, es taxativa. Si el veto es legal, nadie puede osar cuestionarlo. Se sostiene la gobernabilidad, que es una forma de gobierno donde lo jurídico tiene más importancia que lo político. El Estado de Derecho custodia la letra de la ley, aunque su espíritu se haya disipado. La rémora bonapartista de nuestra democracia permite que los dislates sean tomados como serias opiniones sostenidas desde la oscura solemnidad de los despachos. El Vicepresidente considera traición a la Patria pensar en un post kirchnerismo. Desconociendo quizá que los anarquistas decían que “cuando el Estado sale a matar, se hace llamar Patria”. Justamente, él es la prueba de que esos tiempos postK ya llegaron, porque de lo contrario no hubiera figurado ni como legislador suplente. La pretensión de una Cristina Eterna la coloca en una especie de Presidenta 3D, superando el “aguante morocha” por un “por siempre morocha”. La pueblada contra la megaminería es una de las tantas formas en que toma la lucha contra las transnacionales, los “otros monopolios”. Ayer nomás se aprobó la terrorista ley anti terrorista con el “hipoglós discursivo” de que este gobierno no iba a usarla. Supongo que no iba a usarla contra las empresas depredadoras de suelos y aguas. Porque ya tenemos procesados, detenidos, apaleados por defender lo fundante de la vida. Acertadamente, Alcira Argumedo escribe que la actualidad de la megaminería es similar a la depredación irreversible que La Forestal comenzó en 1874 y terminó (literalmente) en 1966. Los gobiernos provinciales son copartícipes necesarios de esta canallada. Queda por ver en qué momento el Gobierno Nacional coloca en la grilla de los derechos humanos las básicas necesidades de supervivencia: agua, aire y tierra. Lamentablemente, cuando la Presidenta veta la ley de protección de los Glaciares, rumbea en sentido contrario. Pero no haré una fundamentación sobre los alcances de esa ley que no fue, justamente siendo Miguel Bonasso uno de sus autores, al que siempre recordaré por su libro “El presidente que no fue”. Esa ley, que tampoco fue, tuvo apoyo de la bancada oficialista. Sin embargo, no importó. Fue vetada sin que nadie chistara, más allá que luego salió otra ley, cosa que realmente no me interesa discutir. Pero lo que sí me importa discutir es como el Veto se impone como recurso legítimo, apenas porque es legal. El Jefe del Operativo “Deshaciendo Buenos Aires”, lleva 103 vetos. Naturalmente, todos “justificados” por sus atractores. Sin embargo, más allá de la cantidad de los vetos, o de los decretos de necesidad y urgencia, la moneda es la misma: despótico ejercicio del gobierno. Individualismo del Poder. “El Estado soy Yo”, creo recordar que dijo Luis XIV, cuando la revolución francesa todavía no asomaba en el poniente. Maniobrando con Decretos y Vetos se puede anular la capacidad operativa (suponiendo que todavía la tenga) de eso que llaman “poder legislativo”. Que alguna vez aprendí que hacía las leyes. Parece que algo se me escapó, porque hay una Ley de Leyes que se llama Veto. Ahora bien: los vetados ni se dan por enterados. Podrían renunciar dado la absoluta inutilidad de sus decisiones. O al menos, suicidarse en masa como algunas especies acorraladas lo hacen de pura desesperación. Pero no: la especie “legisladoris electus” no está en peligro de extinción. Por el contrario: sostienen la máxima “vetan, señal que legislamos”. Mientras tanto, Karina Germano sigue detenida y nuestra Corte Suprema negó su excarcelación. Pasó lo mismo con Romina Tejerina, que cumplió la totalidad de su infame condena. La presencia de Carmen Argibay no inclinó la balanza para el lado de la justicia, o sea, de la “Galle a la calle”, lo que no deja de ser sorprendente, pero ya sabemos gracias a Rubén Blades cómo es la vida. Supongo que en el caso de la Suprema Corte, el Veto tiene un nombre diferente. No deja de ser un repudio a la más elemental condición de justicia, y sostener algo que bien podría denominarse “venganza de clase”. Desde los Poderes de todos los Estados comienza con aterradora insistencia a mostrarse la otra cara de la justicia. O sea: la venganza. Pero no aquella que tiene el coraje de ser individual, producto de haber sufrido indecibles penurias y con una implicación subjetiva y objetiva absoluta. Por supuesto, pienso en Roberto Dantés, el que luego fuera el Conde de Montecristo. La venganza actual es cobarde, es apenas por sostener privilegios y prebendas, es retaliativa para castigar las ilusiones de mayor justicia y mayor equidad, y especialmente para mantener a los pobres en el lugar que comenzó su existencia. Y es la cárcel custodiada por centauros la tópica donde esa venganza de clase se ejercita con saña y continuidad. Para impedirla no hay Veto ni Decreto. Vanas promesas que apenas intentan reparar lo irreparable. Castigo para retirar a individuos de sus cargos, como si la venganza de clase no encontrara siempre más y mejores sicarios. ¿Qué le puede decir la ministra Garré a Gisela, la compañera de Patricio? Quizá que con el 54% se come, se educa y se cura. También, y en esto acepto mi sarcasmo, decirle: “¡aguante morocha!” Pero no todos los aguantes son iguales. Vetar la vida y Decretar la muerte no son cosas para que nadie aguante. Por eso los autoconvocados marchamos el jueves 2. Y por eso cuando un periodista que, según propias palabras, llegó tarde a los derechos humanos, tiene la ego idolatría de referirse, con sarcasmo sin disculpa, al fotógrafo asesinado Cabezas, tenemos que vetarlo y decretar que no solo llegó tarde sino que llegó mal. Muy mal. ¿Es posible que desde el privilegiado lugar de 678, Barone se vengue del fotógrafo que puso en tapa a Yabrán? Lo es y es no menos repulsivo que nada pase. Pero pasará. El pueblo, que más sabe por pueblo que por viejo, sabrá bien qué hacer con Vetos, Decretos y Venganzas de clase. Y la traición a la patria será no sumarse a esa lucha.
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