I. Introducción El 4 de junio de 2025 se cumplen nueve años del fallecimiento de Alejandro Álvarez, conocido como «El Gallego», figura fundamental del peronismo argentino. Militante inclaudicable y cofundador de la agrupación “Guardia de Hierro”, su vida estuvo marcada por una lealtad inquebrantable al General Juan Domingo Perón y por su rol protagónico […]
El 4 de junio de 2025 se cumplen nueve años del fallecimiento de Alejandro Álvarez, conocido como "El Gallego", figura fundamental del peronismo argentino. Militante inclaudicable y cofundador de la agrupación “Guardia de Hierro”, su vida estuvo marcada por una lealtad inquebrantable al General Juan Domingo Perón y por su rol protagónico en la Resistencia Peronista.
Álvarez fue mucho más que un dirigente político: encarnó una forma de vivir el peronismo como doctrina, como comunidad organizada, y como misión generacional. Su compromiso con el trasvasamiento generacional y la fidelidad a la conducción de Perón definieron su accionar político y dejaron un legado profundo.
Nacido en 1936, Alejandro Álvarez relataba que un encuentro con Perón en 1955, siendo aún estudiante secundario, transformó su vida. En 1961 comenzó su militancia activa en la Resistencia Peronista y ese mismo año cofundó "Guardia de Hierro" junto a Héctor Tristán y César Marcos.
En un contexto de proscripción del peronismo y desmovilización juvenil, Guardia de Hierro surgió como un espacio de formación, adoctrinamiento y militancia. Se autodefinieron como los "templarios de la doctrina justicialista", con la misión de preparar el terreno para el retorno de Perón.
El punto de inflexión llegó en 1967, cuando Álvarez y Fabio Bellomo se reunieron con Perón en Madrid. Allí recibieron una directiva clave: dejar de lado la lucha armada y convertirse en la retaguardia formadora de cuadros en los barrios. Esta orientación se convirtió en la estrategia central de la organización.
Guardia de Hierro respondió con disciplina: adoctrinamiento riguroso, acción barrial concreta y formación política. Su trabajo comunitario en las unidades básicas, junto con la difusión de la doctrina peronista —en particular, el texto "La comunidad organizada"—, fue su mayor herramienta.
En 1971, bajo directiva de Perón, participaron en la formación de la Organización Única para el Trasvasamiento Generacional (OUTG), consolidando el proyecto de recambio generacional de cuadros políticos comprometidos con el justicialismo.
Guardia de Hierro tuvo un papel destacado en el proceso "Luche y Vuelve", que culminó con el regreso de Perón a la Argentina. En 1972, ganaron las elecciones internas del PJ Capital, mostrando capacidad organizativa y liderazgo territorial.
A diferencia de otras organizaciones de la época, Guardia de Hierro no recurrió a la violencia armada. Siempre se reivindicaron como herramienta del líder, obedeciendo sin cuestionar, fieles al principio de la "verticalidad". Para Álvarez y su organización, la palabra del General era doctrina viva, y su misión era garantizar su cumplimiento.
Cinco días después de la muerte de Perón en 1974, Álvarez decidió disolver formalmente Guardia de Hierro. Lo hizo para proteger a sus militantes, reconociendo que sin el conductor, el marco de acción política había cambiado radicalmente.
En sus últimos años, se dedicó a la reflexión y la transmisión del legado. En 2013 publicó el libro "Así se hizo Guardia de Hierro", en el que documentó la historia de la organización y reivindicó los ideales fundacionales. Falleció el 4 de junio de 2016, a los 80 años.
Alejandro Álvarez fue un militante forjador de cuadros, un líder de la retaguardia que entendió la política como servicio, formación y lealtad. Su legado se inscribe en una etapa clave del peronismo, donde la doctrina, el compromiso territorial y la figura de Perón como conductor indiscutido marcaron una generación entera.
La historia lo recuerda como un artífice del trasvasamiento generacional, constructor paciente de poder popular, y hombre fiel hasta el final a la causa del pueblo peronista.
En este noveno aniversario de su partida, rendimos homenaje a quien supo combinar la pasión revolucionaria con la responsabilidad política, la fidelidad al conductor con la construcción de futuro. Alejandro Álvarez "El Gallego" nos legó una forma de hacer política basada en principios, una escuela de formación que perdura en el tiempo y, sobre todo, el ejemplo de que la verdadera revolución se construye con ideas claras, organización sólida y compromiso inquebrantable con la Patria.
Su memoria permanece viva en cada militante que entiende que la política es un servicio a la comunidad y que la formación es el arma más poderosa para transformar la realidad. A diez años de su muerte, Alejandro Álvarez sigue siendo una referencia ineludible para quienes aspiran a construir una Argentina más justa, libre y soberana.
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